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lunes, 27 de diciembre de 2010

¿Y después de la Navidad?

Luego del ajetreo propio de las actividades navideñas, luego de los desmesurados gastos, los largos endeudamientos, las compras muchas veces de tantas cosas inútiles y la infaltable tensión de los compradores que en ocasiones sienten la obligación de adquirir algo para regalar a quien no aprecian de verdad, llega la pasmosa quietud de una fecha que se ha convertido en un real culto al derroche.

Atrás quedó el tiempo de la pacífica reunión en familia, del abrazo fraterno, del compromiso para vivir una “feliz navidad”, al menos ese día. Hoy se nota más aún la frialdad de convivencia a la que hemos llegado; en un mundo cada vez más descarnado los sones de los villancicos han dado paso al ruido estrepitoso, no solo del ambiente sino del alma y como humanidad somos un poco más vacios, más incomunicados y más solos. Qué importa que las grandes publicidades pregonen lo contrario si a nuestro alrededor vemos una brecha mayor entre quienes poseen algo y quienes no poseen nada. Para qué engañar la conciencia con el trillado discurso de compartir en navidad, cuando el resto del año nuestros mendigos, nuestros niños y tantas familias apenas sobreviven en medio de nuestra indiferencia. ¿Acaso ellos solo se alimentan en navidad? ¿Acaso permanecen dormidos los otros meses y por acto de ilusionismo aparecen en esta fecha para ser objeto de nuestra soberana magnanimidad?

Y nos sentimos generosos por haber regalado la ropa que estorbaba en casa. Nos sentimos buenos por decir ¡Feliz Navidad! a tantas personas con las cuales luego ni siquiera saludamos, creímos redimirnos por haber asistido a una misa o a una novena donde estábamos más pendientes del cafecito o de mirar a la concurrencia, antes que de hallarnos a nosotros mismos. Y qué decir de la famosa cena donde tantas veces la comida va a parar a la basura y los asistentes terminan embrutecidos por el alcohol que desemboca en secuelas trágicas de discordia, accidentes o actos imperdonables.

Se ha ido otra Navidad. Bien por quienes con amor encendieron luces en su corazón. Bien por los niños y niñas que a pesar del olvido social siguen riendo con desbordante esperanza durante el resto del año. Bien por aquellos que como en cualquier día trabajaron con honradez para ganarse el sustento. Bien por todos los que no se dejaron arrastrar por la falsedad, la novelería, la moda del gasto, y obsequiaron un día de paz a los suyos aunque no hayan tenido pavo ni buñuelos. El mejor regalo que podemos brindar a quienes nos rodean es la armonía, la tranquilidad, la sana convivencia que no es principio navideño sino el reto de cada día.

Las carreteras de la muerte

Se han tornado tan cotidianas las noticias sobre accidentes de tránsito en nuestro país, que a la larga vamos a considerar que son parte común de la información diaria. Las continuas tragedias en las carreteras ecuatorianas son la palpable evidencia de una sociedad que no puede ser reglamentada ni con leyes ni amenazas. El problema se da en el bajo nivel cultural de quienes al frente de un volante, no entienden que son seres humanos a los que trasportan, y no animales de carga o paquetes. No es que busque censurar a los señores choferes pero sus acciones rayan en actos de criminalidad cuando pisan el acelerador a fondo y se creen pilotos de fórmula uno; peor aún cuando repletan sus unidades de pasajeros, a sabiendas que el automotor ni siquiera cuenta con las garantías mecánicas para el efecto. Los accidentes que enlutan a nuestras carreteras demuestran que el ámbito de los conductores está plagado de gente irresponsable, lo que nos lleva a creer que a lo mejor sus licencias fueron mal adquiridas o se hicieron choferes porque no podían aspirar a otra ocupación.

El chofer de una unidad de transporte no debe ser únicamente un hombre entendido en llantas o tuercas. Tampoco puede ser un energúmeno que ante el justo reclamo de los pasajeros reaccione como un desbocado orangután e intente agredir a sus interlocutores. Menos un patán de primera línea que no tenga la menor consideración por niños o ancianos. La capacitación para los profesionales del volante debería partir de una seria evaluación sicológica que garantice que el futuro conductor posea una férrea estabilidad emocional, sentido de respeto a la vida, valores de honestidad y obviamente las habilidades necesarias para la conducción.

Pero al parecer nada de lo anterior se tiene en los encargados de la trasportación porque las muertes por accidentes aumentan de manera indiscriminada y ante los desencajados ojos de las autoridades que no atinan qué hacer, crecen los huérfanos, las viudas y los familiares que lloran el deceso de los infortunados que se embarcaron en una de las muchísimas unidades de la muerte que tiene nuestra red de transportación. Ya no se puede tolerar este sistema en nuestro país. Alejándose de toda corrupción, las autoridades de tránsito deben iniciar una depuración total de los choferes que operan las distintas unidades y si es el caso a muchos de ellos expulsarlos o iniciarlos en un sistema de educación personalizada que tienda a superar sus limitaciones culturales y su nivel de ignorancia que es la causa para tanto accidente.

El problema vital no está en el estado de las unidades ni en las leyes, se debe formar una nueva generación de profesionales del volante con otros parámetros de profesionalización y otras exigencias legales para así evitar que nuestras carreteras estén en manos de desalmados que sigan provocando destrucción y muerte.

domingo, 19 de diciembre de 2010

De-Regalo.com - Phantom Of The Opera Techno Version.html

CULTURAS JUVENILES Y MISIÓN EVANGELIZADORA V

1. NUEVO LENGUAJE: LOS SIMBOLOS.

El lenguaje es la sabiduría de los pueblos y hay que recrearlo y entender la revolución del lenguaje que es uno de los grandes cambios del mundo de hoy. Frente al lenguaje hay que hacer una realfabetización porque ya no sabemos sin leer ni escribir.

Así mismo, podríamos preguntarnos ¿Qué sabemos del lenguaje de la Juventud? De su ritmo, de sus gestos, de sus grafitos, de su rebeldía, de su inconformismo, de todo aquello que hoy se nos vuelve lenguaje novedoso en el cine, en la TV y en el mismo Internet?

Cuando un joven entrega una flor a su enamorada, él está usando la flor como símbolo de sus sentimientos para con ella. Transmite significado a través de la imaginación y emociones. Si explicamos los símbolos como tantas veces hacemos en nuestras celebraciones, ellos pierden su dinamismo y poder.

Los símbolos comunican en un nivel más profundo que las palabras. La evangelización que no utiliza los símbolos del pueblo y, en nuestro caso, de los jóvenes, pierde su eficacia.

En una sociedad premoderna los ancianos son muy valorados por su experiencia y sabiduría. Al entrar en el nuevo milenio el ideal de vida presentado es ser joven. El joven simboliza energía, fuerza física, emociones fuertes, autenticidad, espíritu de aventura, espíritu de libertad y coraje para cuestionar.

Nuestras comunidades educativas no pueden mostrar un rostro de funeral. Hay que cambiar los símbolos y lo signos.


2. LA ESPERANZA

Para nadie es un secreto que estamos ante un mundo desesperado, al borde del abismo, de la muerte. El cristianismo, la Iglesia, la Juventud debe tener una palabra, un gesto, un signo que indique el camino a seguir en esta situación que es emergente y que parece irreversible.

“La ciencia ha provocado en la historia espiritual de la humanidad la aparición de un período glacial” (M. Mansuy). Se nos está congelando hasta la conciencia. Más que enfriamiento conciensual es pérdida total de la conciencia. Se requiere hoy un laboratorio espiritual donde se re-inventen estos “suplementos de alma y corazón” a fin de devolverle la respiración, la vida, el sabor y el calor a la conciencia del ser humano. A esto llamamos esperanza

“El 15 de abril de 1980, a los 74 años de edad, falleció Jean Paul Sartre, pionero de la filosofía existencialista que dominó el pensamiento europeo de la post guerra, considerado unánimemente como el mayor pensador francés del siglo veinte.

Angustia, desesperación, amargura, tedio, rebelión inconformidad y desesperación salta de toda la obra sartreana. Pero en sus últimos años, cuando la muerte comenzó a rondar sus pasos, Sartre dio un giro en sus ideas, influenciado por su gran amigo francés, el escritor Pierre Victor. El Sartre de la angustia de la náusea, del ateísmo pasó a hablar de la esperanza. La esperanza como razón de la existencia. La esperanza forma parte del hombre”

En contraposición a la esperanza, existen muchas formas de desesperanza, así:


La Apatía, falta de interés, que son en el fondo, falta de amor: peor que la muerte.

- El escepticismo de quien escucha al joven e ironiza con sus ideales: “sarampión de la edad; ya se te pasará”.

- Hay un racionalismo autosuficiente, que bajo la idea de la inteligencia humana y la ciencia niega posibilidades a la vida.

- La rigidez del hombre y la mujer a quien sólo les queda el sistema de sus principios, incapaz de diálogo y de misericordia con los más débiles, sometidos a las pasiones humanas.

- La fortaleza inexpugnable de los que nunca arriesgaron nada, ni por la utopía ni por el placer y sus formas inamovibles de vida, de pensamiento, de estructura social. , y defienden su “saber estar” con uñas y dientes!

- Los que se alimentan de una queja sorda, constante: cuando leen el periódico, cuando sienten amenazada su comodidad por iniciativas de cambio..., nostálgicos del pasado

- El miedo desproporcionado a perder la salud, la juventud, los carros, los pequeños enseres, etc.

- La irritabilidad que a los mediocres les producen los que aman generosamente...


La juventud es el otro nombre de la esperanza. Ella es el nivel exacto de juventud que hay en cada ser humano. Somos jóvenes en la medida de nuestra esperanza.

Qué tal, Queridos/as Congresistas, si elegimos para nosotros y para nuestra juventud quedarnos también con la esperanza muy dentro de nuestro corazón..! Una esperanza activa, guiada por la fe, enriquecida por el amor, que nos enseñe a apreciar lo bello, a aceptar y a potenciar nuestros dones y que sea la energía creadora de nueva humanidad.

La juventud no es asunto de años. Puede darse el caso que aún en este Congreso, y en nuestros centros educativos muchachos o muchachas de quince, dieciocho, veinte, veinticinco años sean viejos, literalmente envejecidos en su mente, en su corazón. “La juventud es una forma mental, una característica de la voluntad, una cualidad de la imaginación. No se envejece por los años, sino cuando se deserta de los ideales”. “Solo envejecemos cuando dejamos de amar”

La esperanza riñe con la pasividad y es amiga de ideales, de opciones, de sueños. Un verdadero maestro, por naturaleza es un soñador.

Que exigencias de actitud, de comportamiento, de acción y de valoración les plantea a Ustedes jóvenes y nos plantea a todos los cristianos, la Esperanza? Simplemente enumero:

1. Partir del hecho simple de que la Esperanza es un proceso en crecimiento. No detenerlo, no poner obstáculos, entrar en su dinámica.
2. El optimismo, el entusiasmo marcan definitivamente la frontera entre los protagonistas de la historia y los meros espectadores.
3. La alegría, la fiesta, la celebración de la vida son elementos hoy imprescindibles entre los agentes constructores de nueva humanidad.

4. “Dar razones de nuestra esperanza”. Vivir cada día para disfrutar de mi juventud y mi vivencia con metas y expectativas.

5. Tener imaginación, creatividad, inventiva. Enterrar la mediocridad, la rutina. La Iglesia falla cuando no sabe inventar en fidelidad lo que hay que inventar…Los jóvenes fallan cuando no son capaces de reinventar su juventud.


6. Asumir el riesgo de lo imposible. “No es que el camino sea imposible; es lo imposible lo que se convierte en camino” (P. Evdokinov). Ese es el reto para ustedes los jóvenes. Para nosotros los jóvenes…


Conclusión

Pensemos en el futuro, pero sembrando en el presente; soñemos con la cosecha de la alegría futura, porque en el presente sembramos la paz; No le tengamos miedo al futuro, porque en el presente estamos ahorrando todos los buenos actos que nos permitirán llegar a la calma. No suframos por un futuro de soledad, porque hoy gozamos de la luz de quien amamos. No suframos con el pensamiento de la futura muerte, porque con la vida guiada en Cristo que hoy plantamos, jamás podremos decir que moriremos.

En todas las diferentes culturas juveniles hay una presencia amorosa de Dios. Tenemos que descubrirla, valorarla, potenciarla. Ese es nuestro trabajo evangelizador, educativo. Queda en nuestras manos con el gran desafío en el nuevo siglo. Será un trabajo titánico.

Es el momento de levantar una gran contra ideología para frenar el ataque voraz de esta época moderna. Somos ecuatorianos, somos latinoamericanos que vamos a defender la vida, la cultura y la misión de cada día ser cocreadores del sueño de un Jesucristo que no se dejó crucificar por una publicidad, sino por la convicción de que gracias a nuestro valor humano, nuestra vocación, nuestra solidaridad y nuestro trabajo podemos construir la sociedad libre de prejuicios, egoísmos y prepotencias.

El personaje de una obra de teatro dice: “Amar a alguien es decirle: ¡Tú no morirás”! Y yo les digo que nadie de los aquí presentes morirá, porque siempre estarán naciendo en aquellos a quienes dieron alas, para que aprendieran a volar.

Riobamba febrero del 2003
Texto elaborado por el Dr. Rowny Pulgar N.
Basado en las ponencias, textos y artículos de:
P. Jaime Humberto Henao
P. Jesús Osorno
Paúl Lara Galicia, Hiroshi Takahashi y Clara León
Carlos Feixa. El Reloj de Arena, Culturas Juveniles en México, SEP/Causa Joven No.4, México, 1998
Eduardo Galeano.
Margaret Mead, “Cultura y compromiso, estudio sobre la ruptura generacional” (1970).

Hay que dar paso al progreso de las inteligencia

CULTURAS JUVENILES Y MISIÓN EVANGELIZADORA IV

MISIÓN

“Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces.

“¿Quién eres tú?”, le preguntó al mar la muñeca de sal. Con una sonrisa, el mar le respondió: “Entra y compruébalo tú misma”.

Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: “Ahora ya sé quién soy”. (De Mello)

¿ Sabemos nosotros realmente quiénes somos como personas, como profesionales , como instituciones?

¿Sabemos cuáles son nuestras metas, nuestros objetivos, nuestras aspiraciones en el campo personal, familiar, laboral y humano?

¿ Sabemos cuál es nuestra verdadera labor frente a nuestros educandos?

1. En los Congresos de Jóvenes se ha detectado la falta de compromiso de los movimientos y grupos juveniles con la pastoral de conjunto de sus Iglesias particulares y la falta de una actitud misionera y ecuménica dentro de la pastoral juvenil. Muchos de los colegios llamados católicos nos desligamos completamente de la pastoral parroquial. Así la juventud pierde el referente de comunidad parroquial.

Muchos de nuestros colegios católicos hacemos gala del nivel académico, de lo deportivo, de la infraestructura. Hasta mutuamente competimos por ver quien tiene la mejor banda de guerra, el mejor grupo de bastoneras, o quien sobresale en los concursos. No por esto digo que estas actividades deban excluirse, porque de hecho son fundamentales en la educación integral; pero, ¿por qué también no hacer gala y uso a ese nombre de COLEGIOS CATÓLICOS, pero en el verdadero sentido de la definición, y bajo la humildad de los mismos preceptos de Cristo?

2. Los peritos afirman que solamente son suficientes dos generaciones para que las personas pierdan todo contacto con el cristianismo. Si la primera no practica la religión y no educa a sus hijos e hijas en la fe, la segunda no tendrá ninguna referencia de fe cristiana.

3. Algunos regresan a la Iglesia por motivos meramente culturales: casarse, un bautizo, un entierro, etc.


4. La Iglesia pierde credibilidad ante los jóvenes. Ellos temen:
• La indiferencia de la Iglesia ante la realidad juvenil de nuestros pueblos;
• La incoherencia de la Iglesia en el proceso de integración de la fe y la vida;
• No encontrar en la iglesia respuestas que les ayuden a orientar sus vidas;
• A una Iglesia institucionalizada, centrada en ella misma, autoritaria, sin una presencia testimonial y transformadora en los ambientes juveniles;
• Que la Iglesia se distancie de la opción por los jóvenes y los pobres;

Ante esta situación, la Juventud “camina hacia una Iglesia que salga de sí, que se abra al diálogo, anuncie a Jesucristo y sirva a la transformación de la sociedad” (conclusión II Congreso Jóvenes). Es decir, una Iglesia centrada en la Misión.

. La presencia y el protagonismo de miles de grupos y de jóvenes ha dado a la Iglesia Latinoamericana un rostro nuevo que la dinamiza y la rejuvenece. El Papa ha llegado a afirmar: “las/os jóvenes rejuvenecen al Papa”.

Todos las/os jóvenes tienen una experiencia de Dios, aunque no lo sepan. Todos han presentido el misterio. Lo han presentido en la belleza del mundo, en una obra de arte, tocando la guitarra un noche, o en el nacimiento de un amor. Todos tienen una experiencia y hay que hacerles descubrir que no son experiencias separadas, dislocadas, sin significación, sino que se enraízan en lo profundo.

Hay que evitar, por ejemplo, que estas experiencias sean adquiridas por medio de la droga. La droga es una especie de don Juan de estas experiencias que quiere repetirlas sistemáticamente.

Dos puntos considero fundamentales en la práctica de una verdadera evangelización de las culturas juveniles.

CULTURAS JUVENILES Y MISIÓN EVANGELIZADORA III

Otros aspectos que nos pueden ayudar a entender mejor a la juventud en este contexto cultural postmoderno son:

1. Valoración de la subjetividad

Se da hoy un cambio cultural significativo. La subjetividad es ahora un valor central. El descrédito de las ideologías hace que muchos jóvenes ya no se proyecten hacia el futuro. Este fenómeno tiene el efecto de forzarlo a concentrarse, en el momento actual, en la búsqueda de sensaciones y emociones pasajeras, lo que no les conduce a un sentido más profundo en la vida.” (Pablo Valentín).

La cultura postmoderna promueve el neoindividualismo entendido como afirmación radical de la autodeterminación y como desconfianza de todo aquello que suene a compromiso solidario con los demás. Reivindica la autonomía de la persona humana, valora la creatividad y las subjetividad; es decir reduce la validez de los juicios al sujeto que los emite.

Antes, la familia, la religión y la educación socializaban las normas de conducta, las formas de pensamiento y los principios de legitimación. Hoy el individuo se convierte en la principal referencia para la evaluación de sus experiencias, colocando en un segundo plano la tradición y la autoridad moral. Hay, por tanto, una mayor permisividad moral.

La persona postmoderna no se aferra a nada, mucho menos a certezas absolutas; nada le sorprende y sus opiniones son susceptibles de rápidas modificaciones.

La persona postmoderna, bajo la presión de tantas imágenes, estímulos e informaciones, prefiere pasearse sin complicaciones de unas ideas a otras. Cada cual crea su propio proyecto de existencia, con todos los materiales y las informaciones que la cultura le ofrece, sin importar mucho la mayor o menor coherencia del conjunto.

Irónicamente al referirse al los textos bíblicos, incluso alguien hablaba ya no de cuatro sino de cinco evangelios: Según San Marcos, según San Mateo, Según San Lucas, Según San Juan y Según YO. Es decir todos los pensamientos los adaptamos a nuestras circunstancias y conveniencias.

2. Actitudes de tolerancia o de relativismo

La juventud de hoy acepta más fácilmente el pluralismo ideológico, religioso y social. Ve con más naturalidad las diferentes culturas y comportamientos, dando la impresión de un relativismo moral.

Como movimiento cultural, el postmodernismo lanza un mensaje muy claro: “todo vale”, “todo es permitido”. Este mensaje no es ni conservador, ni revolucionario, ni progresista, simplemente quiere afirmar que todos pueden formar parte de él.

3. Sentimiento de inseguridad y necesidad de autoafirmación

La juventud postmoderna, marcada por el pluralismo, siente una gran inseguridad y necesidad de autoafirmación. La afirmación de lo individual no logra ser suficientemente fuerte como para superar la sensación del anonimato en medio del pluralismo.

Debido a la búsqueda de sentido y de identidad, las/os jóvenes sienten una obsesión por la propia imagen, por la apariencia externa, por la belleza, por el cuerpo. La preocupación de las/os jóvenes por la moda revela una búsqueda de pertenencia, la necesidad de ser reconocido y de tener legitimidad en un determinado grupo social. Pero, la moda pasa y no toca el interior y los significados más profundos de la persona.


4. La amistad como valor

El sentimiento de soledad en una sociedad de este tipo es muy fuerte. La juventud postmoderna experimenta esta sensación de soledad. No se trata simplemente de estar solo, sino de sentirse desprotegido, desamparado, despojado de las relaciones necesarias para que el ser humano se sienta pleno. Por eso las/os jóvenes buscan con avidez relaciones de amistad. Mas, en las relaciones interpersonales aparecen dos actitudes aparentemente contradictorias: buscan relaciones que no generen compromisos serios, pero al mismo tiempo ansían y exigen fidelidad.

5. Valoración del presente

Hay la convicción de que la fidelidad debe ser una experiencia del presente y no algo alcanzable en el futuro. En las/os jóvenes se expresa esta actitud en el vivir el momento presente sin conseguir pensar en proyectos a largo plazo. No hay compromisos de largo tiempo, con horizonte amplio y proyecto social. En esta situación, se hace sumamente difícil lograr que las/os jóvenes entiendan su vida como proyecto, es difícil plantearse un proyecto de vida.

Esto promueve la ley del menor esfuerzo. Se evita todo aquello que implique esfuerzo, dedicación, entrega. Sacrificio es una palabra que no tiene mucha sintonía en el pensamiento postmoderno.

Son presentistas. Pero de ahí no se concluya que sean egoístas. En efecto, estas/os jóvenes no aceptan la injusticia, son solidarias/os y son, dentro de la sociedad,, las/os que en mayor grado aceptan lo diferente.

6. Entre el consumo y la violencia

Las/os jóvenes son el centro del mundo publicitario y del consumo. Casi la totalidad de los productos tiene como destinatarios finales a los jóvenes. De este modo, son muchos los/as jóvenes que viven pendientes de las marcas, los estilos, los últimos modelos y modas.
“La publicidad no estimula la demanda, sino la violencia; entre ellas estimula la prostitución. Los avisos proclaman que quien no tiene, no es: quien no tiene auto, o zapatos importados, o perfumes importados, es un nadie, una basura; y así la cultura del consumo imparte clases para el multitudinario alumnado de la Escuela del Crimen.
La tele ofrece el servicio completo: no sólo enseña a confundir la calidad de vida con la cantidad de cosas, sino que además brinda cotidianos cursos audiovisuales de violencia, que los videojuegos complementan. El crimen es el espectáculo más exitoso en la pantalla chica. Golpea antes de que te golpeen, aconsejan los maestros electrónicos de niños y jóvenes. Estás solo, sólo cuentas contigo. Coches que vuelan, gente que estalla: tú tambien puedes matar.
Crecen las ciudades, las ciudades latinoamericanas ya están siendo las más grandes del mundo, y con las ciudades, a ritmo de pánico, crece el delito. Ciudades insomnes: unos no duermen por la necesidad de atrapar las cosas que no tienen, otros no duermen por el miedo de perder las cosas que tienen.” ( Eduardo Galeano)

7 Valoración del placer y la fiesta

La cultura postmoderna a pesar de sus ambigüedades y desigualdades, cultiva los sueños de la felicidad y el placer, del ocio y el tiempo libre. La juventud disfruta de la fiesta porque es un espacio y un tiempo libre de coacciones y normas.

Sobre todo la noche se ha convertido en un símbolo, en un gran espacio de libertad y autonomía. La noche es el tiempo sin tiempo, sin reloj, es el espacio de la libertad, sin disciplina, es el lugar del placer y la vulnerabilidad. La noche es el espacio de tiempo de las actividades compartidas con el grupo de pares, de la complicidad festiva, de reciprocidad clandestina.

8. Apertura a los trascendente

En la postmodernidad se ha dado un nuevo despertar religioso. Existe la búsqueda de una experiencia religiosa que dé significado a la vida. Hay la búsqueda de la espiritualidad, de la paz interior. Hay una vuelta a lo sagrado. Pero no hay que engañarse, la nueva cultura no se casa nuevamente con Dios, ni le permite que recupere todos sus derechos.

La apertura a los trascendente no implica una aceptación de la religión organizada o de la pertenencia formal a una Iglesia. La persona postmoderna desconfía de las Iglesias porque le resultan demasiado formales y controladoras de la conducta y del pensamiento. Se busca vivir una experiencia religiosa/espiritual en grupos y con personas no relacionadas con la religión institucional.

He aquí otro de los grandes peligros para nuestros jóvenes que muchas veces son tentados por seudo religiones que prometen una vida fácil, placentera y llena de diversiones; pero que en realidad se vuelven las carceleras y castigadoras de su felicidad y su conciencia. En busca de apego, estima y resolución a su crisis existencial. muchos muchacho/as son presa fácil de cultos como el satanismo. Entonces la gran pregunta es: ¿ Qué tan atractiva es nuestra religión católica, como para evitar que nuestra juventud la abandone a la cambie por otras prácticas religiosas?

¿ Verdaderamente nuestros colegios católicos motivan el apego a la religión católica, o nos hemos convertido en los primeros desmotivadores de la fe en Cristo?.

Creo que cada institución y cada maestro debe darse su respuesta.




9. Implicación distanciada

Otro rasgo central de las/os jóvenes es de su implicación distanciada respecto de los problemas y de las causas que dicen defender.

Las/os jóvenes sintonizados con una cultura postmoderna que privilegia al individuo, se vuelven hacia los valores e intereses del individuo o de pequeños grupos y no se preocupan tanto por las cuestiones sociales. El ideal colectivo de los movimientos sociales con matices políticos va perdiendo fuerza; sin embargo, muchas/os jóvenes se motivan con los movimientos relacionados con sentimientos humanitarios, de voluntariado o ambientales y ecológicos; pero muchas veces como algo pasajero que no implique un verdadero compromiso

Los compromisos no son definitivos. Hay solamente consentimientos blandos. Hablar de una opción de vida es una locura. Los noviazgos duran diez años y se prolonga el tiempo de prueba tanto en la vida afectiva como en el trabajo. La idea de un acto definitivo –en el matrimonio, en el sacerdocio, en la vida religiosa – se ha tornado extraña a la cultura contemporánea, porque la misma concepción del tiempo no lo permite.

CULTURAS JUVENILES Y MISIÓN EVANGELIZADORA II

VIDA

El tema de la vida es central en el Evangelio, en la predicación de Jesús y, hoy, en todas las realidades con las que nos encontramos, o nos circundan o nos acosan. O somos cultivadores de vida o propagadores de muerte.

La sociedad actual es resultado de varias décadas de intentos frustrados por salir del subdesarrollo. Tras la caída del socialismo, el neoliberalismo ha pasado a constituirse, al menos por el momento, en el único modelo socioeconómico viable. Cuando un modelo social no es único y tiene que competir con los demás, necesita suavizarse y humanizarse para no ser reemplazado por otras alternativas; pero cuando un modelo es único, no necesita contemporizar. Es lo que sucede con el neoliberalismo, que se está desarrollando de una manera casi salvaje en la sociedad actual.

El neoliberalismo está produciendo en serie, unos mecanismos de muerte. Hablar de pobres hoy, resulta un privilegio. Pensamos que el pobre alcanza a vivir, mejor, a subsistir. Atrás del pobre quedan los “condenados a muerte”, los excluidos, los cadáveres ambulantes, a quienes se les niega todo derecho de vida.

Las/los jóvenes se ubican en este último contexto: “somos, dicen, empobrecidos material y espiritualmente porque nuestras riquezas y culturas son arrebatadas por un sistema impuesto e injusto, que nos hace dependientes económica, cultural, política y socialmente”. Temen verse excluidos y marginados tanto de oportunidades de superación personal, por la falta de estudio y trabajo, como de participar en los procesos e iniciativas de cambios sociopolíticos y económicos de sus países. Teme a los sistemas políticos desencarnados de su realidad, sin ética e impregnados de violencia. Teme a tener que emigrar por falta de recursos económicos; teme la desintegración familiar; teme ser utilizada y manipulada, incluso, en algunos países, por los grupos armados.

En este caminar, los/as jóvenes con nuestra ayuda, deben ir descubriendo a Cristo. Para recuperar el sentido de la solidaridad en un mundo interesado y competitivo. Con nuestra educación, debemos buscar que la juventud halle la vocación cristiana de la vida; es decir: defensa y cultivo de la existencia; superación de conflictos; protección del medio ambiente; apertura al diálogo; abolición del racismo; construcción de todo puente o alianza que permita estrechar las manos de los adversarios, la abolición de la carrera armamentista y el reintegro de todos los excluidos/as a la mesa común, al banquete universal de la solidaridad y la fraternidad. Por ahí anda la vocación misionera de las/los jóvenes.

La juventud hoy está expuesta al difícil aprendizaje de la Vida. Se trata de superar todo inmediatismo, facilismo, acomodo, rutina, aburguesamiento, violencia, muerte. Se trata de volver a sembrar en este mundo la belleza, el arte, la estética, la ética, la pluralidad, la diversidad, la armonía.


CULTURA

Para entender a la juventud y la crisis por la que pasa la religión organizada es necesario comprender la cultura moderna.

La cultura moderna ofrece a las/os jóvenes un pluralismo de valores jamás visto. Este pluralismo de la vida moderna tiene su lado positivo. Nadie quiere volver a los tiempos en que las personas eran quemadas en la hoguera porque pensaban diferente. La increíble velocidad de los cambios, sin embargo, es un gran desafío. No hay tiempo para que el/la joven asimile de forma organizada, la gran cantidad de informaciones, opciones y modelos desplegados sobre él. El cambio es esencial para la sobrevivencia, pero muchos cambios dejan a las personas sin ancla y a merced de las olas. En este sentido, no podemos ignorar uno de los aspectos negativos de la cultura moderna para los jóvenes: la fragmentación.

Sufrimos una terrible pesadilla con el peso de la cultura envolvente o globalizada que amenaza destruir nuestras identidades étnicas, nuestras costumbres, nuestros valores. La cultura moderna, propagada por los medios de comunicación, penetra cada vez más la manea de pensar y de comportarse de las/os jóvenes. No es posible entender al joven, a la joven, hoy, sin comprender la cultura de la cual es víctima y al mismo tiempo propagador.


La nueva cultura, con pluralismo de ideas, nace a partir de la increíble revolución tecnológica que día a día nos desconcierta. Las personas tienen acceso a todo tipo de ideas y pensamientos a través de la lectura, del cine, de la TV, de los periódicos, del Internet…

Tenemos que decirlo con toda nuestras fuerzas: Las/os jóvenes no son sólo problema: drogadicción, alcoholismo, prostitución, violencia…Ellas/os son también sujetos creativos en muchos ámbitos de la vida: en las artes, las letras, las ciencias, la política, en las relaciones interpersonales, en el trabajo, en el amor, en el deporte, en la familia, etc. Es necesario dar atención a todas estas expresiones de la vida juvenil y discernir en ellas la presencia creativa y liberadora de Dios.


Estamos inmersos en una cultura que favorece la inteligencia, el deseo, la sexualidad, algunas veces también el ardor, la violencia en los fenómenos colectivos, pero muy poco el “corazón”, en el sentido del ser más esencial de la persona. El problema es cómo hacer descender la inteligencia al corazón, y a la vez como amar con inteligencia.

El hombre moderno dominó la naturaleza. Fue hasta la luna, descendió hasta las profundidades del mar. Conquistó el mundo exterior, pero tiene gran dificultad para conocer y dominar su mundo interior. Esta es una tarea pendiente entre los/as Jóvenes, y creo que entre todos nosotros.

A la juventud de nuestros centros educativos se le presentan diversos retos frente a la cultura:
• Asumir su propia identidad
• El rescate de los valores autóctonos
• La defensa de las diversidades étnicas confrontando la globalización con un verdadero proceso de glocalización o defensa y valoración de lo LOCAL.
• Compartir y celebrar la fe, la vida, la esperanza y el compromiso a partir de sus experiencias y expresiones culturales.
• El compromiso profético de denuncia de todo atropello, vituperación, exclusión, marginación de sus congéneres por raza, religión, nacionalidad o estrato social
• Descubrimiento y profundización de la interioridad, de la contemplación, del silencio
• El rescate del lenguaje del “corazón”, del afecto, del sentimiento, de la escucha.
• La aceptación gozosa de la presencia de Dios, como “semillas del Verbo” en cada cultura y por extensión, en cada ser humano, en cada realidad de nuestra existencia.
• Una opción definida por el anuncio de Jesús, de su Evangelio entre aquellos, sobre todo, entre la juventud, que todavía no ha sentido o vivido la grata noticia del Amor de Dios en sus vidas.
• La globalización de la solidaridad

CULTURAS JUVENILES Y MISIÓN EVANGELIZADORA I

Introducción

“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa atlántica de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta contó que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

El mundo es eso – reveló - . Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente del fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende” ( Eduardo Galeano en “El libro de los abrazos”.

Yo hablo a un Congreso de gente que “arde a la vida”, que enciende a su alrededor, que contagia, que transforma. Quisiera descartar de plano el que nuestras/os jóvenes pudiesen ser apagados/as, o jóvenes con “fuegos bobos”, es decir, mediocres, pasivos/as, sin alma o cadavéricos/as. Le hablo a gente que vive intensamente la Palabra de Jesús: y con su vida contagian el calor de la alegría a todos quienes les rodean.


En la primera parte de este Congreso, se habló de globalización. Fenómeno, que queramos o no forma parte de nuestra realidad y nos enfrenta a grandes retos frente a la planetarización de la cultura humana, que así como tiene ventajas, también acarrea terribles contradicciones; porque en el momento que perdamos nuestra identidad, nuestra esencia de país o grupo latinoamericano, perderemos nuestro valor de ser y existir.

Frente a la globalización; solo faltaría añadir, que no se puede llamar en sí globalización; el término exacto sería TRIALIZACIÓN, porque globalizar significa poner al mismo nivel económico, social, político y humano, a todos los entes que son parte de la aldea global. Pero lo único que estamos viendo es la supremacía de los tres grandes imperios mundiales: EEUU, Europa y los llamados dragones asiáticos, mientras que los pueblos del nombrado tercer mundo, y las mismas clases sociales pobres de los tres imperios solo servimos como mercado para la explotación de las grandes potencias. Vivimos la era de: la cocalización, la malborización, la Macdonalización ; es decir el desmonoramiento de las fronteras y la entrada masiva de empresas y productos transnacionales que barren con la demanda laboral, quedando millones de personas excluidas del sistema.

Se ha hablado de postmodernidad como un fenómeno sociológico; de la bioética que nos enfrenta a la devorante lucha entre lo humano y la tecnología en donde muchas veces se pierde la verdadera esencia de Dios, y al perder esa creencia, esa fe en un ser supremo nos condenamos automáticamente a la soledad y al vacío. Prácticamente cualquier problema humano, antiguo o actual, en especial si es creado por la tecnociencia moderna, cuya solución se busque con el método propio de este nuevo saber se puede llamar bioética, por ejemplo: clonación, violencia, sida, eutanasia y otros.
LA cultura Light, nos trae una vida sin compromisos ni retos por tanto nos hemos vuelto facilistas, conformistas con la corrupción que nos agobia y así el crimen la violencia, el dolor humano no asombra ni enternece.

Este es el mundo bajo el cual están inmersos nuestros jóvenes. Para poder guiarlos, debemos conocer manejar y enfrentar las influencias del entorno. Todos estos elemento han creado o dado paso a las llamadas culturas juveniles


LAS CULTURAS JUVENILES
Este fenómeno, conocido por unos como microculturas, por otros como tribus urbanas, comienza a ser estudiado por lo años 30, dentro de la tradición sociológica conocida como: la Escuela de Chicago o escuela de «ecología urbana», centrándose en temas, que en esa época eran considerados marginales como la delincuencia, la marginación social, la prostitución, las culturas juveniles (pandillas, bandas);
El concepto de culturas juveniles remite a dos conceptos centrales: cultura y juventud, los cuales como conceptos han tenido, tienen y van a seguir teniendo distintas definiciones,
Podemos partir señalando que lo que vamos a entender por jóvenes o juventud, es una categoría que ha sido construida socialmente y que encuentra su sentido en un espacio cultural determinado. Así, la juventud y el concepto de joven es una construcción moderna que tiene su origen sólo a partir de principios del siglo pasado en la época de la primera industrialización.
Tomando en cuenta los tiempos históricos más antiguos. El autor Carlos Feixa (1998) nos habla de los siguientes modelos de jóvenes asociados a determinadas sociedades:
Modelo de juventud Tipo de sociedad
Púberes Sociedades Antiguas
Efebos Estados Antiguos
(Grecia y Roma)
1Mozos Sociedades Campesinas
Pre-industriales
Muchachos Primera Industrialización
Jóvenes Sociedades Modernas
Post-industriales
Como se puede apreciar, el concepto de jóvenes recién aparece en las sociedades postmodernas industriales y asociado a ciertas manifestaciones culturales que comienzan a emerger durante los años cincuenta, especialmente en los Estados Unidos, de la mano del rock and roll.
Siguiendo a Pérez Isla (1998:49ss), las relaciones sobre juventud y cultura han estado centradas en tres enfoques, los cuales se consideran centrales al momento de articular estos conceptos.
El primer enfoque está asociado a la Escuela de Chicago, que se va a interesar en las transformaciones que está sufriendo la ciudad producto de la modernización industrial.
Un segundo enfoque surgirá a mediados de los años cincuenta asociado con el rock, el cual se convertirá en el centro de una nueva cultura juvenil asociada a la música, la cual será asumida por las industrias culturales, la que paradójicamente permitirá la emergencia de una cultura juvenil, centrada en el consumo.
Un tercer enfoque está relacionado con el concepto de contracultura juvenil, el cual fue utilizado por T. Roszak, destacándose la oposición de las culturas juveniles a la racionalidad propia de las sociedades modernas, las cuales van a cristalizar en una serie de movimientos a finales de los años sesenta y principios de los setenta.
De esta forma, cuando nos referimos a las culturas juveniles, tenemos que hacer referencia a la aparición de pequeños grupos o microsociedades juveniles, las cuales han adquirido cierto grado de autonomía del mundo adulto. Como señala Feixa (1998:84) «en un sentido amplio las culturas juveniles se refieren a la manera en que las experiencias sociales de los jóvenes son expresadas colectivamente mediante la construcción de estilos de vida distintivos, localizados en el tiempo libre, o en espacios intersticiales de la vida institucional».
El estilo se convierte en lo distintivo de las culturas juveniles. Este puede ser definido siguiendo a Feixa (1998:79), como la «manifestación simbólica de las culturas juveniles, Estas manifestaciones simbólicas son producto del reordenamiento y recontextualización de los objetos y símbolos La forma en que los sujetos, en este caso los jóvenes, resignifican los símbolos u objetos, dándoles en muchos casos significados distintos de los originales. Véase por ejemplo la utilización de cruces por parte de ciertos grupos que cultivan el heavy-metal, que los distinguen de las personas religiosas. Acá, no es que estos jóvenes se mofen del símbolo, sino que éste ha adquirido un nuevo significado.
Esto permite la construcción de estilos juveniles, los cuales están compuestos por una serie de elementos culturales, entre los cuales puede destacarse:
a) el lenguaje, como forma de expresión oral distinta a la de los adultos. Los jóvenes realizan juegos lingüísticos e inversiones lingüísticas que marcan la diferencia con los otros;
b) la música, y especialmente el rock, que se transformó en la primera música generacional, distingue a los jóvenes, internalizándose en el imaginario cultural juvenil, y marcando las identidades grupales, producto de su consumo o de la creación; y,
c) la estética que identifica a los estilos juveniles, marcados por ejemplo, por el pelo, la ropa, accesorios, entre otros.
Nos encontramos con producciones culturales, que se construyen a partir de revistas, murales, graffitis, tatuajes, videos, músicas. Estas producciones cumplen la función de reafirmar las fronteras del grupo y también de promover el diálogo con otras instancias sociales juveniles (Feixa, 1998:103).
Es a partir de estos elementos, que se puede hablar de una diferenciación del mundo juvenil del mundo adulto, lo cual ha sido tratado por algunos autores bajo la clave de ruptura generacional.
Margaret Mead, autora del texto “Cultura y compromiso, estudio sobre la ruptura generacional” (1970). Señala que los adultos no comprenden el cambio que está viviendo la actual sociedad, refiriéndose principalmente a la emergencia de la revolución electrónica que involucra el paso de una cultura lectora a una cultura de los medios: «nuestro pensamiento nos ata todavía al pasado, al mundo tal como existía en la época de nuestra infancia y nuestra juventud. Nacidos y criados antes de la revolución electrónica, la mayoría de nosotros no entiende lo que esto significa».
Para los años 40, era muy común el insistir en los planteles educativos en la corrección de “indisciplinas” como: masticar chicle, correr por los pasillos, el modelo de corte de cabello o de peinado, el no formarse bien en la fila, el cinturón en los uniformes, las zapatillas de educación física, pañuelo y peinilla, y otros asuntos similares. Hoy es esencial enfocar problemas como: drogas alcohol. suicidio, embarazo, violación, robos ,atracos, entre otros. Es entonces un reto y un deber, para quienes hacemos educación en nuestros colegios católicos, revisar si verdaderamente estamos educando según las época que vivimos.
Para Mead los jóvenes, que ella llama jóvenes de una nueva generación perciben que el discurso que se ha instalado en la sociedad, que dice que los jóvenes son el futuro, ya no puede ser sostenido. Para ellos —los jóvenes— el futuro es ahora, por lo tanto, lo hay que hacer es reubicar el futuro.
Por lo tanto señala la autora, «debemos ubicar el futuro —como si fuera el niño nonato encerrado en el vientre de la madre— dentro de una comunidad de hombres, mujeres y niños, entre nosotros, como algo que está aquí, que ya está listo para que lo alimentemos y lo ayudemos y lo protejamos, que ya necesita elementos que debemos preparar antes que nazca, porque de lo contrario será demasiado tarde».
Los jóvenes son los que encabezan el cambio cultural, el cambio de época que se está realizando y que involucra el paso de una sociedad a otra, por lo tanto serían los más indicados para guiar a otros. El desafío es aprender de ellos y con ellos como dar los pasos en este nuevo escenario, aunque como lo señala la autora «los jóvenes no saben qué es lo que se debe hacer, pero intuyen que debe haber un sistema mejor».
Sin embargo hay que señalar que esta ruptura generacional, implica una disputa generacional, porque muchas veces el mundo adulto no quiere ceder sus espacios de poder, y busca mantener a estos recién llegados en un estado de juventud, que implica no ser aptos para tener responsabilidades.

Vemos entonces, que las culturas juveniles aparecen como una reacción en contra de lo aplastante de la era posmoderna, cibernética o como la llamemos. Frente a esta realidad, el segundo Congreso Latinoamericano de Jóvenes, realizado en Punta de Tralca, (Oct. 3 al 11, 1998), se proponía como tema: “Protagonismo de los jóvenes como profetas de la vida y la esperanza en América Latina, desde los cambios culturales y las realidades de pobreza, en el umbral del tercer Milenio”. Lo que hoy llamamos “los tres ejes transversales en la Iglesia”: la vida, la cultura, la misión.

La vida, la cultura, la misión, son los tres ejes esenciales que nos permitan el mejor entendimiento, orientación y valoración de nuestra juventud y de su protagonismo como misioneros, apóstoles, y hacedores de una nueva sociedad frente a esta hora desafiante de la historia.

El tercer Milenio marca la fecha simbólica del cambio de época. Para los cristianos es una oportunidad de leer los signos de los tiempos y descubrir en ellos la presencia del Espíritu de Dios y los desafíos pastorales que los nuevos tiempos traen a la Iglesia. Son tiempos de profundo cambio. Por lo mismo habrá nuevas tendencias, nuevo lenguaje, nuevas preocupaciones, nuevos protagonistas.

Los/as jóvenes, al inicio de este tercer Milenio, ocupan un lugar especial, de primer plano, excepcional, en el corazón de la Iglesia. La gran verdad es que, lo que sea hoy la juventud y esta juventud en manos de ustedes como educadores/as, eso será la Iglesia, y la sociedad, del siglo XXI y del tercer Milenio.

martes, 30 de noviembre de 2010

El delito de la indiferencia

En estos días, con profunda consternación hemos sido partícipes de dos despreciables asesinatos en la ciudad de Riobamba. Una niña y una muchacha de cortos años fueron privadas de su vida de la manera más inicua. Los comentarios, los noticieros locales y nacionales, el vulgo y todas sus derivaciones malsanas hacen eco de estas fatalidades, como si se tratasen de un motivo para la morbosa crítica. Es todo lo que hemos hecho frente a lo acontecido. Es lo único a lo que nos hemos limitado: A ser espectadores de piedra frente a una sociedad que ante nuestras narices se desploma a pedazos.
Al parecer ya nada nos conmueve. Vivimos tan acostumbrados a la maldad o la violencia que solo por instantes reaccionamos, para luego volver al sopor de la indiferencia; y éste es el principal delito de toda sociedad que se niega a sí misma la oportunidad para vivir de mejor manera. Es que mientras no vivamos el dolor en carne propia, seguiremos creyendo que los males sociales son motivos de noticieros. Mientras nosotros o nuestras familias no sean afectadas, seguiremos siendo los mudos o recontramudos testigos de lo que pasa a nuestro alrededor.
Mientras tanto, el crimen, el secuestro, las violaciones, el narcotráfico y más tentáculos del mal siguen extendiéndose porque no tenemos la fortaleza para enfrentarlos. El mal prospera cuando no hay líderes comprometidos con la dignidad y la vida de los inocentes, pero también crece cuando las bocas que deben hablar para denunciarlo, se callan tras un bien justificado: “no es mi problema”.
En toda nación, son las autoridades, el gobierno, las leyes, quienes deben amparar y velar por la seguridad de la sociedad, pero cuando en su lugar actúa la inoperancia, la desidia y hasta cierta simpatía por la criminalidad, nos toca a nosotros, el pueblo común, despertar de la apatía y enfrentar con denuedo al hampa que puede arrastrarnos a la total anarquía.
No es que abogue por la toma de justicia por mano propia, ni que se pretenda retroceder a la Ley del Talión, pero debido a la delincuencia, nuestro pueblo está ingresando a un estado de violencia, que si no se la frena lo antes posible, esta desembocará en un deterioro moral y social del que difícilmente podremos salir. Todos los actores de la sociedad civil estamos llamados a unirnos como barrios, como grupos comerciales, como centros educativos y demás, para juntos ser una coraza que ahuyente y repela los ataques de la delincuencia en cualquiera de sus formas.

jueves, 11 de noviembre de 2010

El verdadero heroísmo

Nada de lo que se diga en homenaje a la tierra donde uno nace puede justificar la grandeza que ésta representa. La patria chica es la madre, la pasión, el alma misma. Así, no podemos hablar de Riobamba únicamente a partir de un 11 de Noviembre. Nuestra ciudad acuña una maravillosa historia forjada por verdaderos patriotas que la amaron como Corazón de la Patria y Cuna de las Primicias. Pero sobretodo, es la ciudad que espera volverse grande con el amor, la honradez y la dedicación de los habitantes que hoy viven en ella.

Un glorioso 11 de Noviembre de 1820, se declara la Independencia política y administrativa de la ciudad, que aunque duró menos de 15 días, por la derrota de las fuerzas patriotas en Huachi, sirvió como antesala al inmortal 21 de Abril, donde nuestra tierra vuelve a emerger gloriosa para proyectarse a la consolidación libertaria del 24 de Mayo de 1822.

Recordar fechas como éstas, son exigencia para crear una perspectiva diferente de nuestro tiempo. Entender que en cada época y desde cada realidad, un pueblo debe preservar la glorias de su pasado, pero con el fin de generar nuevos héroes para seguir en la construcción de una buena historia; de un buen legado para las presentes y futuras generaciones que no sientan que los actuales ciudadanos, líderes o autoridades son almas intrascendentes o corruptas que nada aportan a la comunidad.

No se es patriota por colocar una bandera en la puerta de la casa, un arreglo floral frente a un monumento o pronunciar un fatuo discurso en una sesión solemnemente aburrida. El verdadero patriotismo se lo crea en las aulas, en las calles, en los puestos de trabajo, en las plazas, en hospitales, en cualquier sitio donde contribuyamos a mejorar nuestra urbe, sea con el trabajo honesto y cabal o con hechos simples como tratar a la gente con amabilidad. La gloria de nuestro pasado es la primera exigencia para no ser conformistas ni mediocres. Todos podemos llegar al heroísmo; es decir a dar lo mejor de cada uno desde el sitio que nos hallemos.

Que el legado de los libertadores no sea vano ni desaparezca. Que gestas heroicas como las del 11 de Noviembre no sean recuerdo de glorias muertas. Que sean el orgullo de sentirnos pueblo que avanza a favor del progreso, la unión y la libertad.

lunes, 4 de octubre de 2010

De las fuerzas oscuras

Tras los incidentes ecuatorianos del 30 de septiembre, protagonizados por la Policía Nacional y atizados por el sensacionalismo del gobierno, se suman a este relato de ficción las declaraciones del esquizofrénico de Latinoamérica: El Presidente Chávez con sus usuales delirios, alucinaciones, trastornos afectivos y conducta inapropiada ha vuelto a imaginar fantasmas atrás de su carrera por el dominio del continente, olvidando por completo que la mayoría de los habitantes de América no somos ingenuos seres a los que se engaña con burdas peroratas o con dramatizaciones épicas que para esta época no agradan a nadie.

No podemos seguir anclados a la cansada historieta del Imperialismo en contra de los países rezagados. Los males sociales que afectan a los latinoamericanos no son responsabilidad directa de los países desarrollados. Es verdad que por ser una economía mundial muchas veces servimos a los intereses de las naciones grandes, pero, conviene pensar en el papel que han jugado y que juegan los gobernantes de cada país de América. En lo que a cada pueblo corresponde, son sus líderes los primeros responsables del caos político, social y económico, o a su vez de la estabilidad y crecimiento dado a sus territorios. Ya no actúa el cuento de insurrectos, liberadores y socialistas. El propio Fidel Castro afirmó: "El modelo cubano no funciona incluso para nosotros". Es decir: el socialismo fue un soberano fracaso en el planeta, pese a que hoy "la bandera de la democracia socialista" se aferre a él, con el único fin de perennizarse en el poder y disfrutar de sus delicias, a costa del hambre, la explotación y la decadencia de sus pueblos.

Doscientos años luego de los movimientos independentistas, seguimos esclavizados al retraso. Ni la espada de Bolívar ni el fantasma de su osamenta podrá liberarnos del subdesarrollo si seguimos tras las pisadas de gobernantes mezquinos que sueñan volverse césares, y que en sus delirios de grandeza ven tras de sí: conspiradores, golpistas o asesinos. ¡Vaya Dios a saber, que nuevos demonios se inventan estos “defensores del bien y de la luz” para combatirlos “heroicamente” ante el admirado pueblo!

Las ocultas fuerzas que azuzaron la sublevación policial, son las mismas que empujarán a grandes grupos de ecuatorianos y latinoamericanos a luchar en contra de la tiranía y el odio.

sábado, 2 de octubre de 2010

Los frutos del odio

A nadie debería sorprender lo vivido en el Ecuador en los últimos días. La sublevación policial, el enfrenamiento armado de pueblo contra pueblo, las agresiones entre civiles, la dolorosa muerte de compatriotas que perdieron sus vidas de la manera más absurda, entre otros penosos eventos, son el resultado de lo que a nivel político e ideológico se ha sembrado en los años de gobierno del Señor Correa. Ha sido la crónica de una revuelta anunciada. Todos en el país sabíamos que tarde o temprano se iban a presentar sucesos como los ocurridos, porque es lógico que un pueblo que se siente irrespetado, inseguro o intimidado, en cualquier momento reacciona de la manera más primaria, como ocurrió el pasado jueves.
Aunque se trate de una sentencia demasiado corriente, se dice que: “Quien siembra vientos cosecha tempestades” y es obvio que este trágico enfrentamiento civil es el resultado de todas las maniobras que el gobierno empleó para desunir a la población de nuestro país. El inocente calificativo de “pelucones”, las imparables acusaciones a todo grupo que opine en contra del aparato estatal, la manipulación de los otros poderes del Estado, la instauración de los llamados Comités de Defensa, el atropello al periodismo independiente, son acciones que generan desconfianza, separación y pugna entre compatriotas.
Nuestro Señor Presidente denunció a los cuatro vientos las acciones donde fue vejado. Una real tristeza, porque ningún ser humano se merece este tipo de trato, pero a la vez un profundo sentimiento de impotencia para miles de ecuatorianos que no podemos denunciar ante nadie todos los agravios de los que somos víctimas. A nosotros también nos agreden cada sábado aquellas cadenas radiales saturadas de acusaciones y amenazas. Somos maltratados sicológicamente con innumerables propagandas y enlaces del gobierno que irrespetan nuestra armonía y nos fustigan a creer en lo que presentan. Ante la falta de seguridad en el empleo y la economía vivimos intimidados sin saber cuál será el mañana para nuestras familias y nuestros bolsillos. Somos una población que sobrevive con el pánico de en cualquier momento ser asaltados o asesinados en una calle o en nuestras propias casas porque hoy la delincuencia, gracias a las leyes que tenemos, se siente segura para delinquir.
Espero que esta sonada no sea pretexto para acrecentar radicales odios. Que ese “No habrá perdón ni olvido”, no sea bandera para separar más a la ya desunida población ecuatoriana. Por el bien de todos anhelamos que la experiencia vivida sea motivo para corregir rumbos a favor del diálogo, la concertación, la libertad y la tolerancia. Sólo así podríamos afirmar que vivimos en democracia.

Ha perdido la Patria

Luego de los escabrosos acontecimientos de esta semana, donde los elementos policiales trocaron la mediana calma de los ecuatorianos, se elevan infinidad de comentarios que proclaman un triunfo para la democracia. En un enfrentamiento de pueblo contra pueblo no se puede declarar victoria para nadie, todos quienes formamos el Ecuador hemos perdido la poca unidad que nos restaba y ahora nos colocamos de cara a un futuro colmado de incertidumbre.
Los enfrentamientos entre conciudadanos no solo debilitan un denominado sistema democrático sino que corroen las estructuras morales de cualquier pueblo. Cuando se pierde el sentido de respeto entre los habitantes de una nación, cuando unos a otros se agreden tras banderas ideológicas que no respetan el derecho y la razón, sólo queda afirmar que somos una sociedad camino al barranco de la anarquía. El cruce de balas entre policías y militares en plena zona residencial de Quito, los improperios, golpes y retos entre ciudadanos civiles nos muestran ante el mundo como un pueblo dividido, pero lo más preocupante es que a nivel interno producen profundas heridas que a futuro pueden abrirse y provocar oleadas de violencia mayores a las que vivimos.
A nivel nacional e internacional se festeja un supuesto triunfo, pero nadie dice que se perdieron valiosas vidas. Es que para un gobierno no importan los individuos sino el hecho de conservar el poder; entre vítores y abrazos los políticos gobiernistas se sienten victoriosos, pero ni siquiera meditan en lo que estaban a punto de provocar. La irresponsable convocatoria de gente que acudió a la Plaza de la Independencia con carteles, banderas y proclamas evidencia que jamás se pensó en la seguridad o la vida de esos incautos ciudadanos, porque el fin supremo era no perder el mando y crear un seudo escenario de incondicional apoyo para la figura presidencial. He aquí la evidencia de que los gobernantes consideran al pueblo como carne de cañón a la que hay que poner al frente para salvaguardar sus intereses. En otros términos se pierde el sentido de respeto por la vida de los conciudadanos a favor no de una democracia sino de un grupo de personas.
El desboque delincuencial observado en las calles; la imagen de nuestro Presidente, ubicado en una ventana, incitando al pueblo a que lo mate, ubica a nuestro país en un plano de barbarie que de seguro motivará a que en el mundo se crea que Ecuador es un territorio asolado por el crimen, aunque muy lejos no estamos de esto, pero de seguro para muchos empresarios, inversionistas, turistas y más, estas acciones serán punto de meditación para decidirse o no por nuestra “Isla de paz”.

jueves, 23 de septiembre de 2010

A la caza de criminales

Enhorabuena por Colombia, por Latinoamérica, por toda la humanidad civilizada que ya puede sentir un poco de calma al saber que existe un asesino menos en el planeta. No se puede afirmar que la muerte del Mono Jojoy, el sanguinario jefe militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pueda ser motivo de alegría, porque no se festeja la muerte de otro ser humano, pero sí causa honda tranquilidad el saber que existen líderes dispuestos a perseguir a terroristas de esta calaña y tratarlos como la real escoria que son.
El bien planeado operativo que terminó con la vida de este delincuente invita a los gobiernos mundiales a no ser impasibles ante viles fratricidas. La guerrilla, el narcotráfico, el secuestro y otras formas de violencia, ligadas a estos crímenes, deben ser combatidos, no solo por el gobierno del país en donde se originan, sino por toda la comunidad mundial, que no debe dar tregua a estos actos. Los gobiernos que no lo hacen corren el riesgo de ser cómplices de estos bárbaros a quienes no les puede amparar ningún derecho humano pues ellos al violentar toda ley moral y civil, no pueden esperar ninguna clemencia.
El bombardeo de Angostura y este operativo que finalizó con la muerte de Jojoy, son los grandes golpes que el gobierno de Colombia ha dado a la guerrilla de su país; al mismo tiempo demuestran la rectitud de un gobierno que ya cansado de tantas décadas de terror, busca extirpar definitivamente esta mala estirpe de forajidos autocalificados como guerrilleros. El accionar de las autoridades colombianas debería ser modelo para que otros países de Latinoamérica apoyen su lucha y eviten que el cáncer del crimen corroa la estructura de pueblos vecinos. Un gobierno limpio o sensato no simpatiza con narcoterroristas, no los oculta ni los defiende so pretexto de preservar una mal entendida soberanía. El combate contra el crimen debe ser implacable y perseguirse más allá de cualquier frontera; incluso a nivel mundial se debería contar con una fuerza de élite que llegue a cualquier lugar del planeta; dé cacería a esta deformación de seres humanos y los borre de la faz de la tierra porque la maldad debe arrancarse de raíz para que sus tentáculos no amarguen la vida de seres inocentes.
Bien por las fuerzas de inteligencia, por los equipos de ataque, por todos quienes planificaron este operativo que tanto bien le hace a Colombia y al mundo. En Ecuador también esperamos la rectitud, la eficacia, la valentía y el talento de nuestras fuerzas de seguridad, para desmantelar las mafias que empiezan a estropear nuestra armonía.

sábado, 4 de septiembre de 2010

El fantasma de la migración

La masacre en Tamaulipas, la sola, pero aterradora idea de un joven ecuatoriano herido, que caminó varios kilómetros en busca de ayuda para salvar su vida, revive un problema que a nivel mundial es motivo para múltiples crueldades, así como inescrupulosos negocios donde se atropella toda dignidad humana. El tráfico de personas, el cruce ilegal de fronteras, son realidades ocultas y hasta cierto punto aceptadas como una necesidad a la que voluntariamente se recurre por distintas causas.
Son muchos los factores que desencadenan esta problemática y quizá contados los países que pudieran sentirse exentos de ella, pero son las naciones pobres las que más sufren sus embates. La baja calidad de vida que ofrecen los pueblos subdesarrollados motiva a que su gente abandone la tierra para de manera insegura ingresar a economías fuertes donde cierran un ciclo de discriminación y explotación.
Latinoamérica sufre este fenómeno desde diversas perspectivas: el desempleo, la pobreza, la violencia de las ciudades, la intolerancia hacia los derechos humanos, la falta de garantías para la libre expresión o la libertad, han empujado a los latinoamericanos hacia un imparable éxodo. Aquí no solo es la crisis económica la que induce a la migración: Cuba con su salvaje dictadura, con su teatral e impúdico socialismo, ha propiciado la muerte de incontables cubanos quienes prefieren un mar infestado de tiburones, antes que un aborrecible monarca que todavía se resiste a morir. Colombia se desangra por la violencia de grupos mafiosos, quienes ahora son vistos con benevolencia por ciertos mandatarios de la región que llegan a hablar de estos criminales como “héroes revolucionarios” e incluso los amparan con leyes u omisiones que permiten su cómoda estadía fuera de sus fronteras.
Ecuador va en buen camino para conjugar esos dos factores de Cuba y Colombia, sumamos a ello el alto índice de desempleo que a pesar de las cifras oficiales sigue en notable aumento. Consecuencia de esto coexistimos con un azote delincuencial nunca antes vivido en la historia patria. Por tanto, la incertidumbre en el trabajo, el miedo para salir a las calles, el estancamiento económico del país, incluso la represión en contra de la expresión libre hacen que las generaciones adultas vivamos en total inconformidad, pero de seguro estas razones son y serán el detonante para que, como ya se ve, sean la generaciones jóvenes las que sigan tratando de huir de este escenario, con el anhelo de hallar un mejor modo de vida lejos de su Patria.

viernes, 27 de agosto de 2010

La voz que calla

Con honda consternación, las almas libres de Ecuador escuchamos la despedida de un periodista de alta categoría, quien a pesar de las reprimendas, las injurias y la persecución supo elevar la voz para intentar frenar las iniquidades. Era “La voz que clama en el desierto”; era la objetividad y la verticalidad de un comunicador que solía hablar con criterios de verdad, a sabiendas que ésta ofende a quienes, por conveniencias mezquinas, buscan esconderla.
Jorge Ortiz se despide de Teleamazonas, pero deja un legado para comunicadores actuales y futuros: La convicción de no ser siervo de opresores, ni vasallo de mentirosos como principio primero de todo buen periodista. Su amplio recorrido por las pantallas televisivas fue una brújula para no perdernos en medio de las falsedades; su tono a veces hiriente, enérgico, risueño en tantas ocasiones, nos permitía imaginar que aún en el país existía un vestigio de democracia. Su despedida deja un sabor de derrota para quienes iniciábamos el día con un respiro de libertad, con la esperanza de construir y vivir en una nación verdaderamente anti dictatorial, donde la seguridad de la libre expresión, el trabajo y la vida sean máximas garantías.
Una valiente voz de libertad que se acalla, significa el silencio de infinidad de voces que temen opinar. Es oscuridad para tantos hombres y mujeres que en las calles apenas pueden comentar entre sí su inconformidad, pero que no tienen los recursos ni la oportunidad de manifestar lo que creen o sienten. Este suceso no es una cuestión política, es un golpe a la legitimidad de cualquier pueblo, porque en cualquier lugar del mundo donde un comunicador digno es obligado o persuadido a dejar de manifestarse, se puede decir que esa comunidad ha perdido una parte de su propia integridad.
Vaya nuestro deseo, a que por una voz decente que se silencia, se eleven muchísimas otras. Que la despedida de Jorge Ortiz sea el remezón que necesitamos para sacudirnos del encantamiento al que hemos sido sometidos mediante irreverentes propagandas que pretenden convencernos de vivir en la tierra prometida, cuando en realidad somos un pueblo sin certeza de trabajo, acorralados por la delincuencia, perdidos en el mar de la incertidumbre económica. Esperamos también que la voz del señor Ortiz, de una u otra manera siga avivando los ideales del periodismo independiente y que para bien de la dignidad, no desaparezca del escenario de nuestro país.

viernes, 23 de julio de 2010

Asamblea Nacional: La historia se repite

Finalmente parece inocultable el real proceder de la actual Asamblea Nacional quien tras su fachada revolucionaria pretendía crear la imagen de una entidad en la cual el pueblo podía confiar. Sus mismos procederes concluyen en una institución similar y hasta peor al Congreso que se depuso en el inicio de la gestión del Presidente Correa.
Lamentable, para todos aquellos incautos que creían que este organismo iba a realizar un cambio trascendental para el país, sin tomar en cuenta que éste, desde sus inicios, no pasó de ser un instrumento totalmente servil al gobierno central. Trágico, para este pobre Ecuador que parece condenado a un aparato legislativo inoperante, quien más allá de sus supersueldos no vela por el bien de la nación ni actúa en función de un beneficio colectivo. Volvemos a la tan criticada era de los improperios, las injurias, las compras de votos o los trueques inescrupulosos que compran las conciencias. Que los asambleístas del oficialismo no se escondan en la aseveración de haber sido elegidos por voto popular, porque ese no es un derecho para atropellar las leyes, sino un deber para cuidar del bienestar ciudadano.
Un Congreso, Asamblea, Parlamento o como quiera llamarse, que no es fiel a la línea de propiciar leyes trasparentes y se enrola en un jugueteo de acomodos partidistas, es un ente peligroso porque su ineficacia da lugar a que los otros entes de gobierno asuman poderes omnímodos, destruyendo así los principios de democracia que debe ser característica primordial de los orbes civilizados. “Por sus frutos los conoceréis”, reza una máxima evangélica y ahora el pueblo ecuatoriano, de manera sensata, con criterio de madurez política o en el mínimo caso con ojos de sentido común, debe valorar el trabajo de los actuales asambleístas. El pueblo debe observar los palpables beneficios de este organismo y aquilatar el aporte dado a la Patria o juzgar con severidad, si éste, al igual que los anteriores congresos, no ha pasado de un deprimente espectáculo de noticiero o de un nefasto mal ejemplo de práctica democrática.
Por su parte, las minorías de la Asamblea, pese al desequilibrio de poderes, debe tener una participación más combativa. Ellas no pueden ocultarse en su posición de debilidad para argumentar que nada pueden hacer. La indiferencia, la cobardía, el silencio cómplice, son para un representante del pueblo delitos imperdonables, porque se supone que son las voces de quienes no pueden hablar y son las manos de quienes no pueden actuar.
El pueblo está cansado de los desatinos legislativos. Aunque no pase de anhelos vanos, todos esperamos mejores días para la Patria y quizá, si tuviésemos una Asamblea de voces libres, de hombres y mujeres que amen a su pueblo, podríamos pensar en mejores días para el Ecuador querido. Redundo, aunque siga siendo un anhelo vano.

jueves, 15 de julio de 2010

Ojo por ojo

La creciente descomposición social que vive nuestro país toma dramáticas formas: En las calles, una vez más, un populacho descontrolado toma justicia con sus propias manos. En días anteriores, en la Provincia de Chimborazo, un hombre ardía en llamas como resultado de una turba, que al sentirse impotente frente a la falta de autoridad que vivimos, optó por emplear la supuestamente desterrada ley del talión: Ojo por ojo, maldad por maldad.
El caso se vuelve en extremo preocupante porque evidencia que el país vive un estado total de inseguridad. Nadie confía en las leyes porque estas se han tornado escudo para los delincuentes. Un ciudadano ecuatoriano que ha sido víctima de cualquier acto delincuencial sabe que no tendrá ningún apoyo de la autoridad policial, quien generalmente aparece muy después de ocurrido el hecho, sabe también que en el caso de que el delincuente sea detenido, éste, en pocos días estará en las calles porque los sistemas legales no funcionan.
Ante esta realidad no es raro mirar en las paredes de muchos barrios expresiones como: “ladrón atrapado será ajusticiado”, enunciado a simple vista inocente pero que tras de sí esconde un agudo resentimiento de un pueblo que siente que no tiene más opciones. Frente a esto se genera un ámbito de más violencia, que puede conducirnos a un caos mayor al que vivimos. Un enfrentamiento que puede traer mucha sangre para personas que sin ser delincuentes pueden volverse criminales o cómplices de horrendos asesinatos, porque a pesar de tener cierta base de justificación para sus actos, los participantes de un linchamiento caen también en la categoría criminal.
Es inadmisible que como pueblo retrocedamos siglos de desarrollo intelectual y humano, tratando de tomar venganza por cuenta propia, pero también aquí aparece la responsabilidad directa de quienes al frente del gobierno del país no hacen nada para subsanar la crisis. El Estado se constituye en culpable directo cuando en primer lugar es incapaz de generar empleo. Luego, no tiene un eficiente control migratorio lo cual permite que a Ecuador ingresen ciudadanos de otras nacionalidades que no presentan un historial de su vida legal del país de origen, tampoco se hace un seguimiento de las actividades de estos individuos que rondan por nuestra tierra como si estuviesen en su casa. Adicionalmente, las últimas leyes promulgadas, no sé con qué finalidad, han propiciado que los malhechores se sientan protegidos y no tengan reparo en delinquir, a sabiendas que cualquier juez los volverá a la libertad. Sumemos a esto, el mal uso de los derechos humanos que da cabida a que muchos criminales recurran a ellos para defenderse. Surge la pregunta: ¿Por qué la víctima de un bandido no reclama ningún derecho humano y tiene que resignarse a perder el fruto de su trabajo, su dignidad y hasta su misma vida?
En este país del “no pasa nada”, la revolución de los delincuentes nos lleva a un estado de miedo. En cualquier ciudad del país los habitantes comprendemos que no podemos circular con libertad porque estamos bajo la mirada del hampa, y queramos o no tendremos que defendernos. Es una lástima retroceder al comportamiento de viejas culturas, pero, al parecer no existe otro remedio. La ineptitud de nuestros gobernantes, sus leyes ineficaces y en sí toda la estructura moral y judicial de los responsables de la paz ciudadana nos ponen de cara al reto de sobrevivir en una tierra de nadie.

sábado, 19 de junio de 2010

El hombre es resultado de lo que piensa

Todos conocemos y vivimos por experiencia personal el resultado de lo que pensamos. Si hemos acumulado opiniones positivas sobre nuestra propia vida, de seguro nuestra existencia fluirá en un ámbito de equilibrio y paz con nosotros mismos, y con quienes nos rodean. Al contrario si optamos por acumular creencias nefastas, negativas o carentes de amor propio, tengamos por seguro que de esa forma será el vivir que compartamos.
Lo mismo sucede con la vida de los pueblos. Si nos acostumbramos a la indiferencia, a la mentira, a creer todo lo que nos dicen los medios de comunicación o las falsas propagandas con la que nos bombardean, finalmente podemos terminar convencidos de grandes mentiras. No podemos basar nuestros criterios en reticentes mensajes que colman nuestros oídos y nuestros ojos. El ser humano verdaderamente libre fundamenta su ideología en criterios que obtiene luego de contrastar lo que le dicen, con la realidad en que vive.
Un ciudadano de pensamiento cabal no puede creer que vive en el país de las maravillas cuando a su alrededor hay pobreza, desempleo e inseguridad social. Evitemos pensar erróneamente bajo mentiras que nos inventan para engañarnos. No dejemos que intereses mezquinos de los grupos de poder distorsionen la verdad e impongan modelos de explotación o dominio que existen en otros países donde sus ciudadanos se dejaron engañar. La libre expresión y la democracia son bienes irrenunciables que no pueden ser manipulados por ningún gobierno. A pretexto de cambios o revoluciones, ciertos grupos minoritarios suelen tomar como bandera la defensa de la justicia o la libertad, pero en realidad estos sectores son los primeros tiranos y opresores del pueblo.
No podemos pensar que en un país exista justicia, si a cada momento se evidencian los privilegios desmesurados a favor de grupos estratégicos que permiten la permanencia de los gobernantes en el poder. No podemos creer que exista un gobierno limpio cuando las evidencias confirman la corrupción, el despilfarro de los bienes públicos, la intimidación en contra de quienes con fundamento se oponen a lo irracional. No necesitamos ser estadistas o expertos en economía para entender que vamos rumbo a una de la peores hecatombes económicas que ha sufrido nuestro país, unida ésta, a una descarada dictadura que quiere imponernos hasta lo que debemos pensar.
Somos resultado de lo que pensamos, así que conviene que pensemos con verdad para que no vivamos atrapados en un cuentecillo de hadas inventado por hábiles manipuladores, quienes a cuenta de la candidez de la gente, buscan perennizarse en el poder para así gozar de sus delicias, mientras que la mayoría de embobados compatriotas pueden llegar a creer que viven en un país de igualdad o justicia, al que se ha llegado gracias a una “revolución”.

Riobamba y sus primicias

La grandeza de un pueblo es proporcional a la grandeza del corazón y la mente de sus habitantes. La historia de los pueblos se asienta en derrotas y conquistas; en alegrías, pesares y remembranzas, que cimentadas en la euforia de sus habitantes pueden tornarse falsedades, que sin fundamento histórico laten en el imaginario colectivo. Al referirme a la grandeza de Riobamba, a sus Primicias u orgullos, es menester mirar la historia sin caer en la ingenuidad, porque por desgracia la emoción o el amor a la patria chica, puede conducirnos a procaces errores.
Nadie puede negar la majestuosidad de una ciudad como la nuestra, que emergió de venas puruhaes, luego en su denominación de Villa del Villar Don Pardo, posteriormente la altiva Villa de Riobamba y más tarde la ufana, Muy noble y muy leal San Pedro de Riobamba. Tierra de virtudes y gente noble que soñó con traspasar los murales del tiempo para dejar herencia, no de palabras, sino de obras que trascendieron para poder hoy ser citadas es esta breve aproximación.
La Iglesia de Balbanera, en los horizontes de la Laguna Colta, domina sobre sus bases de piedra, desde un 15 de agosto de 1534. Ella representa el primer templo levantado en nuestro suelo, así como una falsa paz que los españoles ofrecieron a nuestros aguerridos puruhaes, a quienes les dieron un Dios, y cambio, les arrancaron su libertad y sus tierras.
Con merecida razón, quiero citar entre las primicias riobambeñas, las figuras de tres conciudadanos que desde diversas perspectivas, dieron brillo a la tierra que los vio nacer y a merced de sus obras, se constituyeron en pioneros de acciones que enrumbaron el futuro de toda la nación:
Pedro Vicente Maldonado: Sabio, geógrafo, físico, matemático y geodésico. Reconocido por las altas esferas académicas de Europa y a quien debemos el trazo de caminos hacia la costa ecuatoriana. Su aporte a la Misión Geodésica francesa, que vino a nuestro país con el fin de medir el arco del meridiano terrestre, es la demostración de las capacidades del hombre de Riobamba y del Ecuador
De la pluma del Padre Juan de Velasco nace otra obra, que pese a sus detractores, ubica a este sacerdote como el primer historiador de nuestro país, con la obra: Historia del Reino de Quito. De la misma orden de los Jesuitas, aparece como otra gloria riobambeña la ilustre personalidad del Padre José de Orozco, Primer poeta épico de la Colonia con el poema “La conquista de Menorca”. Maldonado, Velasco y Orozco perennizaron así sus nombres, como glorias nacionales que elevaron la honra de la castellana Riobamba.
Bajo el paso del tiempo, y ya con los vientos de la libertad, la misma Sultana de los Andes se convierte en cuna de la democracia. Es el año de 1830, un 14 de agosto, donde el Primer Congreso Constituyente reunido en nuestra ciudad, elabora la Primera Constitución para la Patria Ecuatoriana. Fueron años de libertad, tiempos de hombres nobles que pretendían servir a la nación y no aprovecharse de ella. Pese a las falencias que pudo tener esta carta constitucional, queda de ella un legado de trasparencia, y no un emblema de fraude, podredumbre y desvergüenza, como el que nos ha legado este último gobierno con sus torcidas leyes.
Con el mismo sentimiento de amor a la libertad de expresión, a la comunicación libre que son condición para le existencia de pueblos altivos, los hermanos Carlos y Luis Cordovez, mediante la primera radiodifusora del Ecuador, Radio El Prado, insertan con luminosidad el nombre de Riobamba en los cielos de América. Tanto esta radio como la fábrica El Prado, también fundada por ellos, contribuyeron para que el trabajo, el folclore y los primeros retos de producción nacional, testimonien el alma visionaria de los riobambeños.
No puede faltar en los legados de la Sultana el culto al deporte; es así como el 14 de marzo de 1926 los límpidos cielos de esta preciosa urbe fueron testigos de la Primera Olimpiada Ecuatoriana. Bajo la dirección de su presidente, Don José María Falconí, varias disciplinas deportivas fueron practicadas. Chimborazo se corona como campeón olímpico de fútbol.
A más de los hechos que he citado, a Riobamba se le concede la gloria de ser iniciadora de otros legados nacionales que por cuestión de tiempo solo me permito mencionarlos: La primera ciudadela residencial: Bellavista. La Primera feria nacional agropecuaria, Los primeros carros de pasajeros a Quito y al Oriente ecuatoriano. Hechos que sin desmerecer su importancia, no deberían ser motivo de falso orgullo por ser acciones que no se han establecido con rigor histórico como una primicia.
De la misma manera se habla del 22 de octubre de 1976 como la primera insurgencia de la mujer ecuatoriana, acontecimiento, que si bien es cierto demuestra el alma combativa de la mujer de Riobamba y Chimborazo, de seguro no es el primero, porque la mujer ecuatoriana desde antes de la colonia, después de ella, en estos días y para el futuro, es símbolo de revolución y esperanza para todas las generaciones.
Ya en el año 2004, al celebrarse el cuarto centenario de la obra Cervantina, Riobamba se convierte en cuna de una real primicia, cuando por impulso de la empresa editorial Edipcentro, se pone a disposición de la colectividad, La primera Edición Ecuatoriana de la inmortal obra de Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha.
Varias ciudades o pueblos, desde su creación, parecen destinados a la grandeza. Riobamba se entreteje con una historia imponente; cuna de ilustres personajes, en medio de un mágico paisaje que al igual que la historia de su gente busca la perennidad en el tiempo. Mas la eternidad no se la consigue sobre el manto de la pasividad; La grandeza florece tras la fecunda siembra de fatigas y desatinos.
Ninguna ciudad puede dormir sobre los laureles de glorias muertas. Las primicias consolidan a Riobamba como ejemplo de trabajo creador. Mas no debemos anclarnos en lo que se fue porque eso corresponde a la historia, y si bien es cierto que el presente se nutre de las raíces del pasado, juzgo conveniente resaltar el trabajo actual de quienes dejando a un lado la sombra de inmortales figuras riobambeñas, buscan su espacio en la historia: No por vanidad ni presunción, sino por la única razón que motiva a los soñadores: Saber que la vida es ahora, y que la obligación trascendental de cada individuo es dejar huella de su existencia.
No permitamos que nuestra ciudad siga sumida en el fango al que la hemos condenado con nuestra apatía e indiferencia. Hoy Riobamba vive un milenio donde se conjugan nuevos retos, con nuevas generaciones y nuevos horizontes. Un momento trascendental donde no debemos tolerar la ineficacia o corrupción de autoridades foráneas que solo pretendan satisfacer sus ambiciones individuales en contra del progreso de nuestra tierra.
Vamos juntos con nueva mente y nuevo corazón, a crear la Riobamba que merecemos.

jueves, 22 de abril de 2010

Tras las huellas del ferrocarril

He visto al gigante de vapor levantarse imponente sobre escarpados parajes de la serranía. Lo he visto correr firme y elegante entre el aire tropical, entre pueblos que se volvían mágicos al toque de su silbato. No era solo el tren: era la algarabía, el alboroto, el pan, la esperanza; todo un cúmulo de emociones o de sueños que se volvían ciertos en cada estación donde la locomotora tejía la vida misma.
He visto al anciano tren arrastrarse pesadamente sobre durmientes y rieles enfermos de desidia. Y lo he visto arrimado con su metálica coraza al fondo de una estación donde ya no jugaban niños. Lo he visto entumecido, arrinconado, putrefacto de olvido, como en espera de la mano generosa que al fin diga: “Levántate y anda”.

La historia del ferrocarril ecuatoriano se entreteje alrededor de dos etapas fundamentales en la vida de nuestra República: El Garcianismo que inicia tan inconmensurable proyecto y el Liberalismo, encabezado por Eloy Alfaro, que al concluirlo, asume esta empresa como el símbolo de la gran revolución.

Grandes fueron las expectativas que se plantearon los mentalizadores y actores de esta obra. Sus metas de consolidar la costa con la sierra y crear un puente para atenuar el crudo regionalismo que sangraba a la Patria, junto a los intereses económicos y comerciales, fueron en gran medida alcanzadas por todos los cambios que el ferrocarril trajo a habitantes y pueblos enteros, quienes, sin darse cuenta, vieron evolucionar sus existencias en lo social, político y cultural.

El paso del tren no fue una simple obra de vialidad; su construcción transformó el sentido mismo de las comunidades por donde transitaba generando una nueva visión que produciría vastos cambios para la vida del país. El comercio entre las regiones costeña y serrana aceleró el crecimiento económico y fue el eje para terminar de llevar al país a la modernidad. Su construcción favoreció además la disminución de gran mano de obra concierta que trabajaba en las haciendas que se transformó en asalariada al involucrarse en la construcción de la obra. La misma afirmación de “El tren más difícil del mundo” calificativo alusivo al tramo de “La nariz del diablo”, ha creado un imaginario que va más allá del medio de trasporte. El tren ecuatoriano fue un filón de esperanza, una ojeada a un proyecto prometedor que no pudo ser presente y peor aún futuro. Su idea todavía ronda en el inconsciente colectivo como una vaga alegoría de un país con nuevas preocupaciones.

En cuanto a nuestro ámbito local, la llegada del tren a Riobamba el 24 de julio de 1905, desde el ramal de Luisa, es motivo de desazón para los habitantes de nuestra ciudad que se sintieron excluidos del progreso que traía el mundo ferrocarrilero. En su recorrido entre Quito y Guayaquil, el tren no pasaría por la Sultana de los Andes sino por un ramal al que se consideró “ignominioso”. Se inicia así una continua lucha de chimboracenses y riobambeños en busca de la cara aspiración para convertir a Riobamba en estación central y no únicamente de paso. Esta lucha contó con el apoyo efectivo de muchos medios escritos que jugaron un papel decisivo para la consecución de tan ansiada conquista. El historiador riobambeño Franklin Cepeda Astudillo, en su artículo “Riobamba: prensa y ferrocarril”, publicado en el libro “El ferrocarril de Alfaro, El sueño de la integración” del Taller de Estudios Históricos y la Corporación Editora Nacional, realiza un novedoso balance del papel que tuvo la prensa escrita de la época, que en medio de sus limitaciones supo velar por los intereses de la ciudad. Importantes impresos como La defensa, Los Andes, El Día, El Observador, El Derecho, La Razón, y entidades cívicas como la Junta Patriótica, constituida el 18 de junio de 1905, figuraron como las principales avanzadas que se constituyeron en pro del ferrocarril”

La lucha constante tuvo su recompensa cuando el 8 de julio de 1924 llega a Riobamba el primer tren por la vía rectificada. El acontecimiento no fue aclamado con efusividad; aún existía la intranquilidad porque los rieles de San Juan Chico a Luisa aún no eran retirados. Archer Harman Shunk, Presidente de la Compañía, y pasajero de aquel tren, se comprometió al levantamiento definitivo del ramal. El compromiso se cumple cuando el mismo Harman en la denominada “Procesión del riel”, trae el primer riel que se levanta en Luisa, el mismo que se deposita en el Concejo Municipal, en medio de importantes festejos que se prolongaron por varios días.
Desde diversas perspectivas, muchas personas plasmaron en obras este sentir que nace entre rieles y durmientes. El tren no pasó únicamente por ciudades y poblados. Su encanto recorrió por vidas enteras que no lo olvidaron y quisieron dejar para la historia el legado de una página de la Patria que no debe arrinconarse en las telarañas del olvido. Alberto Larrea Chiriboga. en su poema “ferrocarril trasandino” publicado en junio de 1908, en la revista Nariz del Diablo, lo exalta como “el formidable monstruo de azulada cabellera, el fiel centinela, la boa que salva abismos y rompe nieblas, el bravo guerrero, el conquistador de incógnitas regiones”.


En Riobamba, el Sr. Raúl Heredia Pineda, técnico mecánico jubilado y antiguo trabajador del ferrocarril, nutre el legado de recuerdos ferroviarios con la construcción a escala de una locomotora a vapor; un formidable diseño fruto del ingenio, el conocimiento, la paciencia y entrega de quien, al confiar en sus habilidades, demostró allá en el año de 1966 que los técnicos ecuatorianos estaban a la altura de los mejores especialistas de la época.

Raúl Heredia Pineda, nacido en Riobamba el 20 de julio de 1938, padre de 5 hijos, casado con Ana Cevallos Paredes, desde su domicilio ubicado en Junín y Uruguay, atendió gentilmente la entrevista realizada en días anteriores a esta publicación, y nos contó los pormenores de la construcción de la locomotora en miniatura a la que asignó el número 60.

¿Sr. Raúl Heredia, cuál fue la principal motivación para la construcción de este tren a escala?

Alrededor del año 1956 ingresé a la empresa de Ferrocarriles Ecuatorianos, como ayudante del departamento de AIRE, en la ciudad de Riobamba. Para 1959 pasé a trabajar en los talleres de Durán, donde fui protagonista en la construcción de la locomotora # 14, en la misma que se utilizó mano de obra ecuatoriana para la construcción del 75% de esta máquina. El 14 de agosto de 1960 esta obra entra al servicio del país, pero son otras las personas que se apropian de este trabajo y hasta se desconoce el esfuerzo de quienes realmente trabajamos. Producto de este revés, me propuse el reto de construir una locomotora en miniatura que funcione a vapor como las verdaderas, para de esta manera demostrar mi técnica, capacidad y conocimiento. Es por eso que a mi locomotora la bautizo como la número 60; es una locomotora a vapor y a escala existente en el país.

¿Qué tiempo duró la construcción de su proyecto?
Este proyecto que se constituyó un reto personal, asumió todas mis horas de ocio, sábados, domingos; un promedio de cuatro horas diarias, muchas noches que abarcaron alrededor de cinco años, desde 1961 hasta 1966, donde de manera minuciosa elaboré cada pieza de la obra que hoy comparto con todos quienes tengan la afición por los ferrocarriles.

¿Cuáles fueron los materiales empleados?
La locomotora está construida en su totalidad con diferentes tipos de aceros, bocines de bronce en sus apoyos donde se generan movimientos, las válvulas de paso, control válvulas de seguridad, llaves, también son de bronce y construidos de forma manual.

¿Otros pormenores de la construcción?
Las piezas constitutivas de los diferentes mecanismos como; brazos, bielas, correderas, vástagos, pines, contrapesos, excéntricas, etc. Son hechos a escala y de medidas exactas, caso contrario no funcionarían los mecanismos; cada una de las piezas que construí tiene diferentes grados de dificultad, requiriendo tiempos para la construcción. Al no poseer maquinarias y equipos o un taller de precisión, las construí casi en su totalidad en forma manual; utilicé herramientas básicas como entenalla, yunque, juego de limas, sierra, taladro y otras herramientas manuales que hacen más meritorio mi trabajo.

¿Alguna anécdota relacionada con su obra?
En la fase final de la construcción de mi locomotora, con motivo de la posesión de la Junta Militar, vinieron reporteros de otros países. Un compañero de trabajo trajo a uno de ellos, un periodista del Herald Tribune de Chicago, Sr. Clay A. Taylor; éste, por coincidencia, era ex ferroviario y al ver mi obra en miniatura se sorprendió de buena manera. Supo valorar mi trabajo y motivarme para culminar con su construcción, además tomó varias fotos que fueron publicadas en la Revista LIFE.

¿En términos económicos, en cuánto se valoraría su obra?
Muchos coleccionistas de otros países han venido con interesantes propuestas, pero mi deseo es que esta construcción permanezca en el Ecuador y sobretodo en mi ciudad de Riobamba. En este proyecto están invertidas 7.500 horas de trabajo que de acuerdo al cálculo bordearían los 120.000 dólares.

¿La elaboración de este tren ha logrado algún tipo de reconocimiento?
Mi obra fue presentada en el Paraninfo del Hospital Andrade Marín, antes de que funcione el hospital. Algunas instituciones en Riobamba también reconocieron mi trabajo. Obtuve además el Primer Premio al Concurso Artesanal en la XXVI Feria Exposición Nacional. Tengo otro premio que me enviaron de Estados Unidos, la Revista Life, que en aquel entonces realizó un documental sobre este trabajo.
Como un dato adicional. El año anterior, dentro de las celebraciones abrileñas, la locomotora se exhibió en el Salón de la ciudad y era uno de los puntos del programa a presentarse ante el Presidente Rafael Correa, quien en última instancia no llegó.

¿Qué aspiración tiene para su locomotora?
Pese a la varias propuestas que existen para llevarse la máquina al exterior, especialmente a Filadelfia, que es donde fabricaban estas locomotoras, mi deseo es que esta máquina se quede aquí donde nació. Que se quede aquí en Riobamba que es mi ciudad.

¿Cuál es su opinión sobre la importancia del ferrocarril para nuestro país?
Es una arteria principal que genera trabajo, comercio, crecimiento. Para nuestra ciudad es una necesidad vital por la gran demanda turística que tenemos. El turismo representa un gran ingreso económico, en nuestro caso debería aprovechar todas las bellezas naturales que tenemos. Y como nos acercamos a las festividades abrileñas, es necesario que los riobambeños insistamos en la pronta recuperación del ferrocarril para nuestra ciudad, por considerarse un elemento que puede aportar grandemente a nuestro desarrollo.


Para cerrar este diálogo, Don Raúl Heredia se despide con la pesadumbre de mirar como en nuestro país se desconoce el talento, pero con la esperanza de que el monstruo de acero vuelva a surcar las empinadas laderas andinas y las vastas llanuras de nuestro litoral en un abrazo de integración nacional y hospitalidad para con turistas nacionales y extranjeros.

De las Damas de Blanco

No es que importe la realidad política de una u otra nación. No se trata de excusar o embestir en contra de tal o cual régimen. El asunto que llevo atravesado desde hace varios días tiene que ver con aquellas mujeres de la Habana, quienes con sus trajes blancos, con flores, con palomas u otros símbolos de paz, recorren una avenida de esa capital. Su caminata dominical, que se realiza desde hace siete años, está imbuida de la más cruel tristeza. No es para menos, sus seres amados yacen encarcelados, so pretexto de no coincidir con un Estado que priva del derecho a la libre expresión, que roba la libertad, que atenta contra los derechos humanos. Como manifesté, no se trata de un asunto político, se trata de un deber que compromete a todos, porque en cualquier lugar donde se pisotee la libertad debe elevarse la plegaria y la acción de toda la humanidad.
No hay fuerza que quebrante la voz de una mujer que enfrenta las tiranías. Es la mujer quien ante la malicia engendra la lucha y de su fuerza inextinguible, así como de su mirada dulce, nace el bien para la sociedad. Por ello tiemblan los opresores cuando ven a las mujeres protestar en las calles; por eso las agreden, las amenazan, las pisotean, las encierran en sus casas, pero, ellas vuelven una y otra vez, no con armas no con bombas, cascos o toletazos. Su sola presencia es ya un combate y una conquista para su familia o su nación. Como dijo Martí: “Las campañas de los pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer tímida y quieta en su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible”. A qué mujer no le duele un hijo, un padre, un esposo. A qué mujer no le lastima el dolor de otros. Un gracias a las Damas de Blanco que tanto bien le hacen a la causa de la libertad.
Y estas damas, estas mujeres que luego de la misa del domingo recorren pacíficamente por un boulevard de su ciudad, mejor dicho recorrían, porque ahora, hasta esa libertad quieren arrebatársela, son la esperanza de su mismo pueblo. Son el ejemplo que otras naciones deben seguir para evitar que el cáncer de la opresión extienda sus raíces. No solo Cuba requiere de sus Damas de Blanco. Nuestra América Latina, nuestro mundo en general, nuestro mismo país pide con urgencia esta casta de mujeres. No es tiempo para el silencio, es preciso mover la conciencia para evitar que el despotismo, la injusticia, el atropello en contra de la democracia y otras epidemias sociales arraiguen en nuestras sociedades.
Todos somos parte de la gran nación humana y un acto que la agreda es motivo de lucha que compete a todos. Bien por aquellos quienes reconocen el esfuerzo de este grupo de heroínas, su propuesta para nominarlas al Premio Nobel de la Paz es signo de esperanza para que ojalá toda la comunidad internacional reaccione y se haga eco, al menos moralmente, en contra de aquel estado tirano que a pesar de su podredumbre se resiste a morir.