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lunes, 20 de agosto de 2012

Más circo para el pueblo


En la antigua Roma, el poeta Juvenal, en su sátira X escribió en uno de sus versos una expresión bastante difundida que manifiesta: “Panem et circenses”. Esta frase que significa pan y circo, hacía alusión a la costumbre de los emperadores romanos de regalar trigo o entradas al legendario circo romano para así distraer la atención del pueblo de los cruciales problemas sociales o conflictos políticos que azuzaban en su momento. El controversial asilo diplomático otorgado por Ecuador en favor del australiano Julián Assange, fundador de WikiLeaks ha captado la atención de la prensa mundial y ha colmado los espacios de comunicación local. Las desorbitadas razones expuestas de una y otra parte de los implicados aíslan los claro juicios de la diplomacia internacional al punto de tornarse en un juego de insensateces.


En nuestro país han quedado en el olvido el caso de las firmas falsas, el tema de la delincuencia, que nos aniquila silenciosamente, el desempleo, la inflación, entre otros aspectos trascendentales para la buena marcha de la nación. Y a propósito del pan, que hace alusión la expresión latina, al menos en aquella época el trigo era regalado o vendido a bajo precio. Hoy este insumo, esencial en nuestra dieta diaria, experimentó el alza en su precio y a nadie pareció importarle; por tanto, de la máxima de Juvenal, apenas nos queda el circo de un conflicto que crea fantasmas en donde nada existe y que ofusca al ingenuo pueblo con la trampa de las luchas sociales y da espacio para que algunos políticos miren en el suceso la oportunidad para supuestamente enfrentar al imperio, tornarse en superhéroes defensores de la justicia, la soberanía, la libertad de los pueblos oprimidos, adalides de una confrontación que a nada bueno nos llevará y adjudicarse así la votación de extraviados ciudadanos que aún deliran con un fracasado socialismo o se encandilan con la malignidad de las palabras falsas.

Así de esquizofrénica es nuestra Latinoamérica y en concreto mi querido Ecuador con su cuestionado historial de denuncias respecto a la libertad de expresión y que hoy mediante el apoderamiento de la figura de Assange pretende borrar los desatinos en contra de tantos otros periodistas y medios de comunicación. Entiendo que es la integridad de un ser humano la que está en juego y defenderla debe ser un compromiso universal, pero también no podemos utilizar a ese mismo individuo para fines insanos o políticos. La diplomacia tiene varios caminos que pudieron abrirse para resolver el impase pero se vuelve notorio el interés por generar un grotesco espectáculo que oculta protervas intenciones.