El miedo es una condición innata de
la naturaleza humana; es una emoción que puede tener origen imaginario o basarse
en un hecho auténtico que nos confronta ante un peligro o cierta forma de incertidumbre.
Toda persona, bajo alguna circunstancia ha sentido esta intensa agitación que en la mayoría de los casos se desvanece y se
cuelga en el olvido. Pero existe una forma de miedo que es endémica y en extremo
peligrosa; un miedo que ronda por calles, parques, oficinas; que se cola en el
lecho a mitad de la noche para robarnos el sueño o que se arrima en buses, estaciones,
universidades o en cualquier lugar a donde concurramos. Me refiero al miedo
social, ese tipo de miedo producto de la inseguridad en que se hunden todos los
habitantes de una colectividad cuando a su alrededor cunde la delincuencia, la
falta de trabajo, la inestabilidad laboral, la falta de garantías constitucionales
y más derechos que siendo responsabilidad de un Estado o Gobierno, quedan
arrinconados tras intereses sectarios.
Lilian Tintori, esposa del líder de
la oposición venezolana, Leopoldo López, en el programa Conclusiones, trasmitido
por CNN, al responder a su entrevistador, habló de una Venezuela que vive con
miedo, hablo de un país donde sus habitantes han perdido todo espacio de
seguridad debido a la represión de la que son víctimas por parte de un gobierno
que ante todo el mundo se ha develado abiertamente como represivo, torturador y
atropellador de los derechos humanos. Venezuela es uno de los principales países
productores de petróleo, un pueblo que por lógica debería vivir con altos estándares
de calidad económica, social y política, pero gracias a lo poco que logramos
visualizar en las redes sociales, que no son censuradas o restringidas, vemos
un pueblo hundido en la debacle, en el caos, en el odio y la confrontación;
vemos una nación dividida y al borde de un enfrentamiento fratricida producto
de una ideología gubernamental que ha engendrado separatismo y rencores.
Las necesarias interrogantes que surgen
a partir de esta realidad venezolana son: ¿En Ecuador también ya se ha instaurado
el miedo? ¿Los ecuatorianos podemos caminar libremente por las calles, expresar
nuestras opiniones, manifestar nuestras inconformidades políticas? o ¿nos
sentimos amordazados, intimidados ante el hecho de cometer algún “desatino”
antigubernamental y terminar siendo víctimas de un juicio, una dolosa multa o
una humillante rectificación por lo que hayamos manifestado, escrito o
graficado?
Los ecuatorianos, ¿podemos recorrer
nuestro admirable país sin recelo de ser víctimas de un robo o secuestro? ¿Podemos
ingresar a una institución de educación superior para acceder a una profesión acorde
a nuestras aptitudes, u obtener un empleo que nos dote de un salario que cubra
las necesidades básicas? ¿Podemos afirmar que vivimos en un clima de libertad,
de igualdad y tolerancia o somos una nación amedrentada en donde el miedo, ese
maldito miedo nos lleva a conformarnos con una realidad que no queremos?
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