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lunes, 4 de octubre de 2010

De las fuerzas oscuras

Tras los incidentes ecuatorianos del 30 de septiembre, protagonizados por la Policía Nacional y atizados por el sensacionalismo del gobierno, se suman a este relato de ficción las declaraciones del esquizofrénico de Latinoamérica: El Presidente Chávez con sus usuales delirios, alucinaciones, trastornos afectivos y conducta inapropiada ha vuelto a imaginar fantasmas atrás de su carrera por el dominio del continente, olvidando por completo que la mayoría de los habitantes de América no somos ingenuos seres a los que se engaña con burdas peroratas o con dramatizaciones épicas que para esta época no agradan a nadie.

No podemos seguir anclados a la cansada historieta del Imperialismo en contra de los países rezagados. Los males sociales que afectan a los latinoamericanos no son responsabilidad directa de los países desarrollados. Es verdad que por ser una economía mundial muchas veces servimos a los intereses de las naciones grandes, pero, conviene pensar en el papel que han jugado y que juegan los gobernantes de cada país de América. En lo que a cada pueblo corresponde, son sus líderes los primeros responsables del caos político, social y económico, o a su vez de la estabilidad y crecimiento dado a sus territorios. Ya no actúa el cuento de insurrectos, liberadores y socialistas. El propio Fidel Castro afirmó: "El modelo cubano no funciona incluso para nosotros". Es decir: el socialismo fue un soberano fracaso en el planeta, pese a que hoy "la bandera de la democracia socialista" se aferre a él, con el único fin de perennizarse en el poder y disfrutar de sus delicias, a costa del hambre, la explotación y la decadencia de sus pueblos.

Doscientos años luego de los movimientos independentistas, seguimos esclavizados al retraso. Ni la espada de Bolívar ni el fantasma de su osamenta podrá liberarnos del subdesarrollo si seguimos tras las pisadas de gobernantes mezquinos que sueñan volverse césares, y que en sus delirios de grandeza ven tras de sí: conspiradores, golpistas o asesinos. ¡Vaya Dios a saber, que nuevos demonios se inventan estos “defensores del bien y de la luz” para combatirlos “heroicamente” ante el admirado pueblo!

Las ocultas fuerzas que azuzaron la sublevación policial, son las mismas que empujarán a grandes grupos de ecuatorianos y latinoamericanos a luchar en contra de la tiranía y el odio.

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