La tecnología
contemporánea es uno de los grandes avances del conocimiento humano, lo que
para épocas anteriores era ficción, hoy es una realidad absoluta que rota el
estilo de vida de la humanidad en todas las esferas del planeta. Nadie puede
discutir sobre los ingentes beneficios que estos inventos aportan; todos, de
una u otra manera, somos beneficiarios de las innovaciones cibernéticas que
facilitan los negocios, el estudio investigativo, la práctica médica, entre
otras áreas. Queramos o no, mediante esta tecnología, somos parte de una
globalización que incluso ha desvanecido
fronteras y confrontado culturas.
Frente al nuevo
vivir surgen forzosas interrogantes sobre el comportamiento de las generaciones
actuales ante estos cambios y se desprende la honda preocupación sobre su
situación presente y futura. Entre las innovaciones tecnológicas, la red de
internet ha eliminado la distancia física; podríamos aseverar que la eficiente comunicación
es su gran conquista; al mismo tiempo surge la inquietud por la cada vez más
volátil y difícil manera de profundizar en los mensajes que comparten los internautas,
quienes condicionados por el mensaje corto, el emoticón o breves signos, se
limitan a generalidades comunicativas que a la larga disminuyen la capacidad
para expresar pensamientos o emociones. Muchos niños y jóvenes contemporáneos
denotan dificultad para expresarse, iniciar una charla o emitir argumentos
sólidos sobre temas por demás generales.
En el caso de facebook, este se concibe como un espacio aparente de mejora
en las relaciones interpersonales. ¿Hasta qué punto esto es una certeza?, si
por lo general gran parte de los cientos o miles de amigos virtuales no pasan
de ser una imagen falsa. La emotiva plática rostro a rostro se ha suplido por
una pantalla, que nos conecta de manera fría con el otro interlocutor a quien
no se ve porque la mayoría de enlaces se lo hace por chat, siendo la webcam una
forma poco utilizada. Junto a este quiebre emocional del diálogo presencial,
está el espacio excesivo que se invierte
en esta red social, tiempo mermado para actividades vitales como: el estudio,
el juego, las prácticas deportivas, el dialogo familiar. En los hogares
actuales sus integrantes son islotes abstraídos de la realidad; están juntos y
a la vez están solos, embebidos por cualquier dispositivo electrónico que los
controla e hipnotiza y esta abstracción no es exclusiva del hogar, se extiende
al ámbito laboral causando disminución en la efectividad del trabajo junto a incalculables
pérdidas económicas, porque el tiempo desperdiciado en actividades inútiles
jamás se recupera.
¿Es el hombre quien
controla la tecnología o esta es quien ha esclavizado a la humanidad? Humanidad
cada vez más superficial, sin identidad, aislada y egoísta. El buen uso de los
avances tecnológicos permite el desarrollo social, pero su utilización
inadecuada puede ser causa de ruptura de toda una civilización. Frente a estos retos
deben surgir nuevas actitudes, por ejemplo, en los hogares debe dosificarse el
uso de internet y el acceso a redes sociales, que hoy por hoy son una droga
emocional. Si como padres nos dejamos ganar por el permisivismo y la comodidad seremos
los grandes culpables del deterioro de nuestros hijos a quienes debemos alentar
y plantear otro tipo de actividades a la vez que los guiamos en la crítica y el
discernimiento para que no sean blanco fácil de la oleada de mensajes o
ideologías negativas que se difunden en la red.