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lunes, 16 de septiembre de 2013

La generación facebook



La tecnología contemporánea es uno de los grandes avances del conocimiento humano, lo que para épocas anteriores era ficción, hoy es una realidad absoluta que rota el estilo de vida de la humanidad en todas las esferas del planeta. Nadie puede discutir sobre los ingentes beneficios que estos inventos aportan; todos, de una u otra manera, somos beneficiarios de las innovaciones cibernéticas que facilitan los negocios, el estudio investigativo, la práctica médica, entre otras áreas. Queramos o no, mediante esta tecnología, somos parte de una globalización que  incluso ha desvanecido fronteras y confrontado culturas.  

Frente al nuevo vivir surgen forzosas interrogantes sobre el comportamiento de las generaciones actuales ante estos cambios y se desprende la honda preocupación sobre su situación presente y futura. Entre las innovaciones tecnológicas, la red de internet ha eliminado la distancia física; podríamos aseverar que la eficiente comunicación es su gran conquista; al mismo tiempo surge la inquietud por la cada vez más volátil y difícil manera de profundizar en los mensajes que comparten los internautas, quienes condicionados por el mensaje corto, el emoticón o breves signos, se limitan a generalidades comunicativas que a la larga disminuyen la capacidad para expresar pensamientos o emociones. Muchos niños y jóvenes contemporáneos denotan dificultad para expresarse, iniciar una charla o emitir argumentos sólidos sobre temas por demás generales.  En el caso de facebook, este se concibe como un espacio aparente de mejora en las relaciones interpersonales. ¿Hasta qué punto esto es una certeza?, si por lo general gran parte de los cientos o miles de amigos virtuales no pasan de ser una imagen falsa. La emotiva plática rostro a rostro se ha suplido por una pantalla, que nos conecta de manera fría con el otro interlocutor a quien no se ve porque la mayoría de enlaces se lo hace por chat, siendo la webcam una forma poco utilizada. Junto a este quiebre emocional del diálogo presencial, está el  espacio excesivo que se invierte en esta red social, tiempo mermado para actividades vitales como: el estudio, el juego, las prácticas deportivas, el dialogo familiar. En los hogares actuales sus integrantes son islotes abstraídos de la realidad; están juntos y a la vez están solos, embebidos por cualquier dispositivo electrónico que los controla e hipnotiza y esta abstracción no es exclusiva del hogar, se extiende al ámbito laboral causando disminución en la efectividad del trabajo junto a incalculables pérdidas económicas, porque el tiempo desperdiciado en actividades inútiles jamás se recupera.  

¿Es el hombre quien controla la tecnología o esta es quien ha esclavizado a la humanidad? Humanidad cada vez más superficial, sin identidad, aislada y egoísta. El buen uso de los avances tecnológicos permite el desarrollo social, pero su utilización inadecuada puede ser causa de ruptura de toda una civilización. Frente a estos retos deben surgir nuevas actitudes, por ejemplo, en los hogares debe dosificarse el uso de internet y el acceso a redes sociales, que hoy por hoy son una droga emocional. Si como padres nos dejamos ganar por el permisivismo y la comodidad seremos los grandes culpables del deterioro de nuestros hijos a quienes debemos alentar y plantear otro tipo de actividades a la vez que los guiamos en la crítica y el discernimiento para que no sean blanco fácil de la oleada de mensajes o ideologías negativas que se difunden en la red.            

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