Datos personales

martes, 30 de junio de 2009

El reto de ser padre

Luego de la desbordante pasión originada por el segundo domingo de mayo que da lugar a la exaltación de las madres, de seguro con mucha menor intensidad, se recuerda o se complementa forzosamente dentro del calendario familiar el homenaje a los padres. Recordación que disminuye en solemnidad frente a la anterior, posiblemente por la misma connotación afectiva que diferencia al varón de la mujer, pero también por la difícil posición que el hombre dentro del contexto familiar debe enfrentar. Así: para el varón está reservada la responsabilidad de ser cabeza de hogar. Bajo la responsabilidad del padre subyace la defensa y preservación misma de la familia, tanto en el sentido económico, personal y profesional.
Son estos retos los que han determinado un distorsionado y mal entendido paradigma paterno, basado en el autoritarismo, la insensibilidad y hasta la extrema severidad que afectan notoriamente la relación padres e hijos.
Frente a la imperiosa necesidad de reforzar las bases de la familia, nuestra sociedad debe valorar más el rol paterno. No limitarlo a un abastecedor de alimentos como ocurría en la prehistoria donde el varón iba de cacería y regresaba con las raciones de sustento. Hoy más que nunca los hijos e hijas necesitan de un acompañamiento afectivo, del hombro fraterno, de la palabra cariñosa, del consejo sabio que puede y debe también emerger del alma masculina.
Por su parte el padre está llamado a tomar con responsabilidad la gerencia de su primera y más grande empresa: La empresa de su familia. Esa empresa familiar que debe crecer con solidez, con amor, con espiritualidad, con férreas convicciones morales que en lo posterior permitan a sus descendientes enfrentar las intolerancias o atropellos de un mundo cada vez más desalmado.
Hay profesiones difíciles, pero la más dificultosa de ellas es la de ser padre. De los aciertos o desaciertos de un progenitor ante sus vástagos dependerá el éxito o fracaso de las generaciones ulteriores. Un padre que siembra con sabiduría resguarda el presente de sus hijos y las proyecciones de éstos hacia el futuro, porque queramos o no los hijos/as son el reflejo de lo que aprenden en el seno de la familia.
El padre es el gran maestro de sus retoños. Su luz será la luz de las familias futuras y su ejemplo será el modelo con el cual se edificarán los hogares venideros. En una era atroz como la que vivimos, los padres deben estar alerta frente al absurdo paternalismo que confunde amor con permisividad, entrega de bienes materiales o falta de autoridad. Antes de ser el “amigo” que tantas veces invocan ciertas corrientes de pensamiento, el padre debe ser padre. Y ser padre es ser buen ejemplo, testimonio y entrega.
Las generaciones infantiles y juveniles de hoy requieren mayor nivel de diálogo. Este es el principal instrumento para el buen entendimiento y desarrollo familiar. Los padres tenemos que aprender a conversar con nuestros hijos, abundar más en abrazos, proferir más esos “te quiero”, que al pronunciarlos no nos vuelven menos machos. Para los padres está reservada también, la tristeza, el desasosiego y por qué no las lágrimas que nos elevan como la magnifica criatura humana, que por sobre toda especie animal o vegetal sabe sentir y amar.

No hay comentarios: