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sábado, 23 de julio de 2011

¿La dignidad humana se restaura con dinero?

Según el Diccionario de la RAE, la dignidad se define como: cualidad de digno; gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse, entre otras acepciones. Desde esta perspectiva, ser digno significa actuar con respeto para nosotros mismos y con los demás. No obrar con malevolencia, es decir no tramar el daño o desprestigio ajeno. Ser digno es ser benévolo cuando hemos sido ofendidos y no abofetear a quien nos lastima, peor aun cuando gozamos de poder y se nos es fácil escarnecer a quien nos ha injuriado.
Existen personas que cuando se sienten afectadas en su dignidad o su honra creen poder repararla con indemnizaciones económicas, con más agravios e incluso no temen pedir la cárcel para sus detractores. Le ponen precio a su dignidad como si se tratase de una mercancía con la que se puede comercializar olvidando que un individuo digno está por encima de cualquier valor monetario. Sin necesidad de revanchismos o altercados viles, la verdadera dignidad nos vuelve superiores a quien nos ofende cuando respondemos con una alzada de hombros, a sabiendas que la real grandeza está en aceptar nuestras debilidades y por tanto las críticas, que si bien pueden herirnos, pero también pueden construir nuestra personalidad. La dignidad nos eleva sobre los agresores porque tenemos claro que nadie puede quitársela a nadie. La perdemos nosotros mismos con procederes innobles, con sentimientos oscuros, con odio que corroe o con orgullo que enceguece la conciencia.
Se dice que cuando un hombre ha perdido la dignidad lo ha perdido todo, pero nadie es indigno cuando sabe para sus adentros que obra con justicia, con razón, con verdad. Son los actos individuales los que nos tornan dignos ante nuestra misma persona, ante nuestras familias, amigos, sociedad en general, quienes tarde o temprano aquilatan las acciones y confieren el respeto ganado, no por exigencia, mandato ni amenaza, sino como el legado que el propio proceder nos entrega.
No estamos para dar lecciones de dignidad a nadie, pero es necesario que miremos en la sociedad los ejemplos de personas que con su testimonio son baluarte de esta necesaria cualidad. Estos hombres y mujeres no vociferan en pos de su dignidad. Al contrario, muchas veces son víctimas de atropellos, de injusticias o de prepotencia. Seamos lógicos al juzgar. Respetemos al individuo digno, clamemos por él cuando se vea mancillado. Recordemos la premisa milenaria de tratar a los demás de la misma forma como quisiéramos que fuésemos tratados.

4 comentarios:

Unknown dijo...

La dignidad es un tesoro invaluable que todas las personas poseemos misma que no puede ser denigrada,injuriada o pisoteada la dignidad esta edificada con principios y valores que posee una persona que dia a dia debe irlos cultivando y no dejarse deslumbrar por el poder inmerso del dinero,dejando atrás los prejuicios y vanalidades que consumen a esta sociedad día a día teniendo presente el valor delas personas por su conducta y su honestidad.
POLET GUIJARRO
SEXTO"COMERCIO"

Jorge Patricio Murillo Hernandez dijo...

la dignidad de una persona es algo muy valioso y debemos conservarla siempre por el dinero no sirve de nada en este caso yo pienso q es algo muy valioso que tienen muchas personas algunas personas ni con todo su dinero podran recuperar bien su dignidad ya que la dignidad no se compra si no es como un valor que una persona tiene

Unknown dijo...

este tema de la disgnidad me parece al igual muy interesante, tenemos que valorarnos a nosotros mismos tal y comos para que el resto de la gente nos valore por igual, y no la dignidad por ningún lugar se restaura con dinero ya hasta muchas veces la gente pierde la dignidad por dinero y que eso no vale nada lo que vale es nuestra integridad y sobre todo los valores que día a día nuestros padres nos inculca para ser personas dignas.

ZAYDA HERRERA
Sexto QuiBio

Unknown dijo...

La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestras manos retirárselo a alguien. Es algo que nos viene dado. Es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud adecuada, ademas la dignidad no se puede comprar con nada mucho menos con dinero.
Marcela Ocaña
Sexto Quimico