El
descubrimiento de la cultura de un pueblo es un viaje apasionante que devela
tradiciones, creencias, indumentaria y otros elementos que son la huella
digital de un lugar o una época. La música, la danza, el teatro, la poesía y
más artes, son constantes lides individuales o grupales que los artistas emprenden
en contra del olvido. Mediante la música, nuestro oído percibe el sonido de diversos
instrumentos musicales; entre múltiples ritmos descubrimos la fiesta, la
tristeza, el regocijo; estados de ánimo que fundidos con el movimiento
corporal, tornan la conjunción música - danza en fidedigna representación de la
cotidianidad; allí, el flirteo, la cacería, la guerra, la ironía, la protesta
política y más situaciones encarnadas en bailes y canciones permiten reflexionar
sobre la convivencia, la identidad nacional, la democracia, la multiculturalidad
y más facetas de la realidad social.
En este
camino, el arte de la Sultana de los Andes y de nuestro país celebra, en este
abril 2017, los 25 años de vida artística del Centro de Difusión Cultural INTI
HUAYRA, agrupación constituida mediante reconocimiento jurídico del 5 de marzo
de 1992. Desde este inicio, su accionar artístico otorgó destacados logros al
arte local, bajo la dirección de su fundador y director, Lic. Alfonso Chávez
Cadena. Este riobambeño, nacido en 1964, nos compartió sus experiencias su
temprana vocación hacia las artes escénicas, vivencias en teatro de la calle, periplos
juveniles como bailarín de ritmos de moda y un premio especial obtenido en 1992
por una destacada investigación con el tema Jatum Raimi. Al comentar sobre el
arte y la danza en el Corazón de la Patria, señaló las magras oportunidades
para el artista nacional; en sociedades como las nuestras, son los esfuerzos
individuales de los cultores de las artes, los que generan un espacio ignorado
por autoridades e instituciones. En esta dinámica, el grupo no ha dejado de investigar,
innovar y generar nuevas propuestas artísticas. Diego Chávez, vástago de
Alfonso, es quien ahora reconstruye y da nuevos bríos a esta agrupación que cuenta
con tres elencos: Infantil de 4 a 9 años, juvenil de 10 a 16 años y adultos de
17 en adelante. Sus integrantes pertenecen a distintas instituciones educativas
de la ciudad; el trabajo en equipo es clave para el éxito de esta institución
cultural que el pasado 31 de marzo, en
la Casa de la Cultura, núcleo de Chimborazo, presentó el recital denominado:
“Recorriendo el mundo” donde gratificó a la colectividad por ser parte de su
historia.
Auscultando
en el ayer, Alfonso Chávez devela la simiente de este gremio en el mérito
artístico de los Hermanos Gustavo y
Edgar Cárdenas, quienes conformaron el denominado grupo Inti Raymi y ejecutaban
la parte musical junto a Los Aravicos que plasmaban lo coreográfico. La fusión
de estas dos entidades dio lugar a Inti Huayra, nombre que asume los términos
quichuas Inti (sol) y Huayra (viento). Diario La prensa, de Riobamba, con fecha
9 de enero de 1993, destaca entre sus logros, la grabación del primer disco como
premio en el Concurso Nacional organizado por el Ministerio del Trabajo, en
julio de 1992, en el Teatro Sucre de la capital. En esta producción musical se
incluye el tema inédito: “Pajonal”, letra del Dr. Francisco Fernández Báez,
destacado médico quiteño radicado en Riobamba, con música de Gustavo Cárdenas y
arreglos de los intérpretes del grupo.
En algunos
de sus versos el poema expresa:
Del
pajonal vengo,
vengo a
cantar su belleza;
de allá,
donde la
piel del hombre
es parte
de la piel de la tierra;
de allá,
donde se
habla el idioma de las aves,
del agua,
del viento y del trueno…
Este
dominio en el idioma del arte permitió a Inti Huayra ganar variados concursos a
nivel nacional e internacional. Su talento se ha ovacionado en importantes
festivales de Panamá, Bolivia, Venezuela, Costa Rica, Chile, Perú;
en el Festival Florida, de Colombia, obtuvo la primera ubicación. En Ecuador,
tras una gran actuación trasmitida por el canal RTU, en 2014, sus integrantes se
coronaron como Campeones Nacionales en Danza. Destacan otros primeros lugares
en eventos como: La caña de oro, en la ciudad de Milagro (1994) junto a
consecutivos campeonatos en Ambato y Latacunga.
Ante la
globalización del mundo contemporáneo, las artes se exponen a perder o
distorsionar su autenticidad. Grupos como
Inti Huayra son responsables de salvaguardarlas; sin dejar de generar nuevas
propuestas, deben fundamentar su trabajo en la investigación y el conocimiento
para lograr la preservación real de la
cultura de un pueblo, lejos de la adulteración o el sensacionalismo escénico que
genera un espectáculo transitorio. A menudo las formas artísticas tradicionales
se convierten en productos de atracción
turística que conllevan la pérdida de auténticas formas de expresión
comunitaria. Al respecto, el diario riobambeño El Espectador, en artículo del
15 de diciembre de 1993, alude la presencia de “Grupos de danza folclórica
fantasmas”, quienes según este medio, “degradan la danza, bailan con zapatos de
marca, medias nylon, camisas a su voluntad, blusas de toda índole, sombreros de
todo modelo, y todo lo que venga en gana”.
Los
artistas de Inti Huayra, catalogados como “verdaderos representantes de la
danza y la música de nuestra provincia”, según referencia del diario citado en
párrafo anterior, en publicación del 23 de septiembre de 1994, son un sólido
aporte para la construcción de la memoria social y artística de Riobamba; por medio
del baile han preservado costumbres, tradiciones y riqueza patrimonial, logrando
reflexiones en torno a la memoria social que sostiene la vida en comunidad. Entre
máscaras, indumentaria y adornos corporales; coreografías como: La Capitanía, Los
vaqueros, La venada, Los pendoneros, El jatun raimi y muchas más han quedado
grabadas en el iris de incontables espectadores que en espectáculos, desfiles,
encuentros de danza y festivales ratifican
la trayectoria de esta agrupación que trasciende en la memoria colectiva de
nuestra tierra.