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martes, 11 de noviembre de 2008

Las cosechas

La producción literaria de cada país es el reflejo del apoyo cultural y el desarrollo académico de un pueblo. Sobre la base de sus obras, los escritores cuentan y recrean el universo donde se compone y se descompone cada lugar, cada época; mas, muchas son las producciones que se condenan al anonimato, sea por desconocimiento, falta de valoración e incluso intrincados egocentrismos. A este afligido apartado se lo conoce como literatura invisible. “Las cosechas”, obra del riobambeño Miguel Ángel Corral, es plausible ejemplo de esta afirmación. Un autor cuya obra recién tuvo su edición como libro en 1960, pese a que alcanzó en 1913 el Primer Premio en el concurso de novela promovido por las revistas Mundial Magazine y Elegancias de París, por fallo de un Jurado compuesto por Rubén Darío, Amado Nervo, Enrique Gómez Carrillo, Ricardo León y Eduardo Martinenche.

LIBRESA dio un trascendental sendero en la valoración y rescate de aquella literatura invisible, al incorporar “Las cosechas” en su colección Antares, donde con el valioso y acertado estudio introductorio, cronología y notas de Franklin Cepeda Astudillo, destacado historiador e investigador de nuestra provincia, ahondamos en una cosmovisión ecuatoriana de finales del siglo XIX e inicios del XX, marcada por el único movimientos de avanzada que ha tenido nuestro país: “La Revolución Liberal”.

Las tenaces disputas entre conservadores y liberales se aluden con vivacidad en los labios de Enrique Marcos, protagonista de la obra, quien luego de su servicio y entrega a las reyertas armadas bajo las banderas políticas, asevera categóricamente que un país no puede avanzar sin el compromiso individual de cada habitante.

Miguel Ángel Corral, valiéndose de su personaje, con lenguaje pulcro y reflexivo, y como si vislumbrara el escenario de nuestra política contemporánea ratifica: “La política me inspira horror. La política entre nosotros no es otra cosa sino un infecto albañal, donde se han hundido nombres que pudiéramos llamar ilustres. Ella sólo es el patrimonio de los que claudican, de los vagos y caballeros de industria. Todo hombre de bien, de fortuna, de posición, tiene pavor de acercarse a esta cloaca, no pudiendo alejarse sin que le ahoguen sus fétidas emanaciones, o, por lo menos, la calumnia le atribuya pecados no cometidos. Quien honradamente trabaja, quien ha formado un patrimonio, no puede mezclarse en política… Quiero ser trabajador y no un político, sólo el trabajo puede sacar a la Patria del abismo en que yace, sólo el trabajo puede darle días de felicidad que hasta hoy no ha conocido… Para muchos, la Patria no tiene pesares ni miseria, sino tetas inagotables”.

Entre las maravillas naturales de nuestra entorno, la explotación, la pobreza y un no declarado amor, Las cosechas irradian una realidad del siglo anterior; de manera paradójica también expresan el comportamiento de un Ecuador de hoy, que sigue anclado en un absurdo oscurantismo político, donde la incapacidad para dirigir, la ignorancia doctrinal, permite que cientos de candidatuelos deambulen con mísero proselitismo en busca de un cargo público, no con el afán de servir a la sociedad sino como redunda Enrique Marcos: “Aquí no hay otro partido que el partido de los hambrientos y los explotadores… Nos matamos, combatimos, no como el espartano para cubrirse de lauros, sino como el caníbal para saciar el hambre”.

Cuán bien se haría por nuestra Patria si en lugar de reincidir en odios y egoísmos sectarios propios de una politiquería mediocre, nos dedicásemos todos a trabajar, no por el botín sino por los ideales de vivir en una tierra de mejores oportunidades. Coincidir con la ideología del protagonista de Las cosechas que manifiesta: “Aquí no hay nada más repugnante y asqueroso que los llamados partidos políticos. El trabajo me ha regenerado: hoy soy altivo, digno, inapto para mendigar un cargo público. El trabajo, el trabajo sólo puede salvar a la Patria, él sólo es capaz de matar la hidra revolucionaria, hacer de esbirros y paniaguados, ciudadanos independientes y honrados en suficiencia para dar al Ecuador horas de felicidad”.

5 comentarios:

FATTY dijo...

EL TESORO DE LA PALABRA ES MUY INTERESANTE YA QUE CON ELLO NOS DAMOS CUENTA DE LAS COSAS QUE PODEMOS CONSEGUIR O CAUSAR AL MOMENTO EN QUE NOS EXPRESAMOS.

CON ESTO YO EN PERSONAL ME HE DADO CUENTA QUE DEBO SER MUY CAUTELOSA CUANDO ME COMUNIQUE CON ALGUIEN EN ESPECIAL APRENDI A PRIMERO PENSAR ANTES DE HABLAR.

LA PALABRA ES MUY UTIL PERO AL MISMO TIEMPO MUY PEJUDICIAL.

Cynthia Yaucen dijo...

Eh aprendido la amplia magnitud de poder que tiene tan solo una palabra. Con tan solo una palabra podemos conquistar, perjudicar, ofender o tan solo demostrar todo lo que sentimos. Debo buscar las palabras mas adecuadas y acordes al momento de expresarme ante alguien para no afectar a sus sentimiento. Me permito Felicitar al autor de tan maravillosos frases con las cuales podemos tomar conciencia de muchas circunstancias mas aún del poder de la palabra.

Alexandra Ocaña dijo...

Esta lectura nos invita a reflexionar sobre el importante significado que tiene la palabra ya que con solo una de ellas podemos expresar diferentes sentimientos pensamientos y emociones debemos aprender a utilizar estas palabras adecuadamente y en el momento apropiado a base de nuestra educación para no herir a nadie y cuidar nuestra personalidad.

Mikaela Garcés dijo...

con tan solo una palabra podemos expresar diferentes sentimientos y emociones, es increible como con una palabra podemos herir a una persona en un momento de ira o tambien hacerla sentirce amada las palabras hablan mucho de nosotros y de nuestra manera de ser y de ver las cosas por eso debemos aprender su importancia y su valor, debemos tambien aprender a usarlas en el momento adecuado y con la persona adecuada evitando asi malos entididos.

Unknown dijo...

hay personas que dedican toda su vida a hacer cultura, personas que tienen tantos tesoros en su mente y corazon que lo comparten atravez de libros, poemas, canciones y muchas coa mas que a nosotros nos llenan de orgullo y satisfaccion haberlos leido, escuchado, visto.


SELENA ESTRDA
Sexto QQQQQuiBio