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martes, 11 de noviembre de 2008

Réquiem por la lluvia

El teatro ecuatoriano contiene interesantes obras que reflejan realidades y vivencias del pueblo. EL Teatro no es otra cosa sino la representación del mundo mismo, con el que nos despertamos, respiramos y dormimos. Incluso cada ser humano puede ser considerado como el gran actor dentro del escenario de la vida. Uno de nuestros renombrados escritores dramáticos, es sin duda José Martínez Queirolo, autor de piezas teatrales que han sido escenificadas en distintos tablados del país. Así: La Casa del qué dirán, La dama meona y Réquiem por la lluvia han llevado su mensaje con un tono claro y muy particular. En el caso de la última, se entremezcla el drama con la ironía para presentar el vació que deja la muerte de una lavandera. Jesusa, muere víctima no de las intensas fatigas de lavandería; su muerte es una culpa colectiva que directa o indirectamente inmiscuye a todos, sea desde el plano de explotadores, tramposos que no pagan sus deudas o indiferentes a quienes en nada les afecta el dolor humano o la miseria a la que muchas personas de nuestras proximidades son sometidas.

“La matamos todos” asevera una de sus frases, como afirmación de la burda realidad que como país atravesamos, en donde la pobreza, el desempleo, la desidia reinan por doquier dando paso al incremento delincuencial, la mendicidad de niños y ancianos entre otros males. Mas, si analizamos el verdadero origen de la problemática, creo que coincidiremos en una culpa colectiva. El hecho de siempre quejarnos y no obrar es la primera manifestación de retraso. Culpar a otros de nuestro fracaso es una manera de subdesarrollo mental; No arriesgarnos a emprender un proyecto puede estar bien si nos dejamos llevar por el temor, pero frenar o entorpecer los proyectos positivos de otros, sí es imperdonable. Acciones como lastimar un monumento público, trabar una cabina telefónica, rayar el asiento de un bus, pueden parecer triviales, pero si analizamos los resultados, llegaremos a la conclusión de que estos gestos no aportan al crecimiento de nuestra sociedad y es una forma de matarnos con la espada de la “ignorancia”.

El subdesarrollo no obedece solo a un grupo dominante. Cada individuo que no crece para sí mismo es cómplice del retraso global, todos somos pieza indispensable en el funcionamiento social; al fallar una de las partes, la sociedad se estanca. De pronto puedo parecer amarillista, pero si a esto le agregamos la relación padres e hijos, notaremos que ahí se presenta el mayor desfase cuando por nuestra incapacidad materna o paterna entregamos al mundo seres humanos infelices, criados en un ambiente de desamor, soledad y abandono. No se requiere ser vándalo, antisocial o politiquero para entrar en la lista de quienes arruinan un Estado. La actitud de “no hacer nada o no opinar para no meterme en problemas” puede y de hecho es la gran manera de asesinar los intereses del mismo pueblo porque nadie puede permanecer fuera de la responsabilidad histórica que tiene para con el mundo que habita.

4 comentarios:

Unknown dijo...

El artículo en si encierra la verdadera realidad del mundo actual, en el que lo único importante es uno mismo. Se puede asegurar hoy en día que al pasar cerca de personas que mueren extendiendo su mano por una mirada de cariño para aliviar su dolor son ignoradas o en muchos de los casos tratados como a cualquier animal callejero.
La obra "Réquiem por la lluvia" nos lleva a la reflexión puesto que la única verdad está en que el desinterés de todas las personas es mayor que la vida de todos los que nos rodean.
Un mendigo puede morir afuera de nuestras casas hoy y podría asegurar que a poca gente le importaría.
Reflexionemos acerca del egoísmo que esta llevando a la sociedad al borde de la soledad y del olvido, recordemos que nada es mas importante que el ayudar a todas las personas que no piden mas que segundos de nuestro tiempo.
Muchas veces las historias narradas o representadas en teatro no son mas que la realidad misma y esta en nuestras manos cambiar un final trágico por la felicidad colectiva.
Andrea Altamirano

Anónimo dijo...

Réquiem por la lluvia es un monólogo que nos deja contemplando lo duro y cruel de la vida, opino que la sociedad de la que somos parte es quien "mata" de una forma subjetiva, sueños de otras personas e incluso nuestros propios sueños.

Palabras obscenas, actos de rebelión, miradas que matan, malas críticas, dichos que calan el alma de las personas, enriquecimiento ilícito, trata de blancas, entre otros problemas sociales, son las cosas más comunes que nos debilitan como personas y que hace que muramos, que tengamos una muerte mental, una muerte del corazón, y cuando muere el corazón muere la esencia de nuestro ser.

WENDY BONILLA POMA

Alexandra Ocaña dijo...

Esta novela nos da un mensaje muy importante de la mujer ya que debemos aprender a valorarnos por lo que somos; tenemos los mismos derechos y obligaciones y de esta manera no deberia existir el machismo en la sociedad,la mujer fue creada para ser amada y respetada por todas las personas al igual que nosotras brindamos amor,confianza.

Unknown dijo...

GLORIA GUEVARA
la lluvia ayuda a todos no solo por un bienestar, lo mismo deberiamos hacer nosotros servir con lo que ahcemos