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domingo, 19 de diciembre de 2010

CULTURAS JUVENILES Y MISIÓN EVANGELIZADORA III

Otros aspectos que nos pueden ayudar a entender mejor a la juventud en este contexto cultural postmoderno son:

1. Valoración de la subjetividad

Se da hoy un cambio cultural significativo. La subjetividad es ahora un valor central. El descrédito de las ideologías hace que muchos jóvenes ya no se proyecten hacia el futuro. Este fenómeno tiene el efecto de forzarlo a concentrarse, en el momento actual, en la búsqueda de sensaciones y emociones pasajeras, lo que no les conduce a un sentido más profundo en la vida.” (Pablo Valentín).

La cultura postmoderna promueve el neoindividualismo entendido como afirmación radical de la autodeterminación y como desconfianza de todo aquello que suene a compromiso solidario con los demás. Reivindica la autonomía de la persona humana, valora la creatividad y las subjetividad; es decir reduce la validez de los juicios al sujeto que los emite.

Antes, la familia, la religión y la educación socializaban las normas de conducta, las formas de pensamiento y los principios de legitimación. Hoy el individuo se convierte en la principal referencia para la evaluación de sus experiencias, colocando en un segundo plano la tradición y la autoridad moral. Hay, por tanto, una mayor permisividad moral.

La persona postmoderna no se aferra a nada, mucho menos a certezas absolutas; nada le sorprende y sus opiniones son susceptibles de rápidas modificaciones.

La persona postmoderna, bajo la presión de tantas imágenes, estímulos e informaciones, prefiere pasearse sin complicaciones de unas ideas a otras. Cada cual crea su propio proyecto de existencia, con todos los materiales y las informaciones que la cultura le ofrece, sin importar mucho la mayor o menor coherencia del conjunto.

Irónicamente al referirse al los textos bíblicos, incluso alguien hablaba ya no de cuatro sino de cinco evangelios: Según San Marcos, según San Mateo, Según San Lucas, Según San Juan y Según YO. Es decir todos los pensamientos los adaptamos a nuestras circunstancias y conveniencias.

2. Actitudes de tolerancia o de relativismo

La juventud de hoy acepta más fácilmente el pluralismo ideológico, religioso y social. Ve con más naturalidad las diferentes culturas y comportamientos, dando la impresión de un relativismo moral.

Como movimiento cultural, el postmodernismo lanza un mensaje muy claro: “todo vale”, “todo es permitido”. Este mensaje no es ni conservador, ni revolucionario, ni progresista, simplemente quiere afirmar que todos pueden formar parte de él.

3. Sentimiento de inseguridad y necesidad de autoafirmación

La juventud postmoderna, marcada por el pluralismo, siente una gran inseguridad y necesidad de autoafirmación. La afirmación de lo individual no logra ser suficientemente fuerte como para superar la sensación del anonimato en medio del pluralismo.

Debido a la búsqueda de sentido y de identidad, las/os jóvenes sienten una obsesión por la propia imagen, por la apariencia externa, por la belleza, por el cuerpo. La preocupación de las/os jóvenes por la moda revela una búsqueda de pertenencia, la necesidad de ser reconocido y de tener legitimidad en un determinado grupo social. Pero, la moda pasa y no toca el interior y los significados más profundos de la persona.


4. La amistad como valor

El sentimiento de soledad en una sociedad de este tipo es muy fuerte. La juventud postmoderna experimenta esta sensación de soledad. No se trata simplemente de estar solo, sino de sentirse desprotegido, desamparado, despojado de las relaciones necesarias para que el ser humano se sienta pleno. Por eso las/os jóvenes buscan con avidez relaciones de amistad. Mas, en las relaciones interpersonales aparecen dos actitudes aparentemente contradictorias: buscan relaciones que no generen compromisos serios, pero al mismo tiempo ansían y exigen fidelidad.

5. Valoración del presente

Hay la convicción de que la fidelidad debe ser una experiencia del presente y no algo alcanzable en el futuro. En las/os jóvenes se expresa esta actitud en el vivir el momento presente sin conseguir pensar en proyectos a largo plazo. No hay compromisos de largo tiempo, con horizonte amplio y proyecto social. En esta situación, se hace sumamente difícil lograr que las/os jóvenes entiendan su vida como proyecto, es difícil plantearse un proyecto de vida.

Esto promueve la ley del menor esfuerzo. Se evita todo aquello que implique esfuerzo, dedicación, entrega. Sacrificio es una palabra que no tiene mucha sintonía en el pensamiento postmoderno.

Son presentistas. Pero de ahí no se concluya que sean egoístas. En efecto, estas/os jóvenes no aceptan la injusticia, son solidarias/os y son, dentro de la sociedad,, las/os que en mayor grado aceptan lo diferente.

6. Entre el consumo y la violencia

Las/os jóvenes son el centro del mundo publicitario y del consumo. Casi la totalidad de los productos tiene como destinatarios finales a los jóvenes. De este modo, son muchos los/as jóvenes que viven pendientes de las marcas, los estilos, los últimos modelos y modas.
“La publicidad no estimula la demanda, sino la violencia; entre ellas estimula la prostitución. Los avisos proclaman que quien no tiene, no es: quien no tiene auto, o zapatos importados, o perfumes importados, es un nadie, una basura; y así la cultura del consumo imparte clases para el multitudinario alumnado de la Escuela del Crimen.
La tele ofrece el servicio completo: no sólo enseña a confundir la calidad de vida con la cantidad de cosas, sino que además brinda cotidianos cursos audiovisuales de violencia, que los videojuegos complementan. El crimen es el espectáculo más exitoso en la pantalla chica. Golpea antes de que te golpeen, aconsejan los maestros electrónicos de niños y jóvenes. Estás solo, sólo cuentas contigo. Coches que vuelan, gente que estalla: tú tambien puedes matar.
Crecen las ciudades, las ciudades latinoamericanas ya están siendo las más grandes del mundo, y con las ciudades, a ritmo de pánico, crece el delito. Ciudades insomnes: unos no duermen por la necesidad de atrapar las cosas que no tienen, otros no duermen por el miedo de perder las cosas que tienen.” ( Eduardo Galeano)

7 Valoración del placer y la fiesta

La cultura postmoderna a pesar de sus ambigüedades y desigualdades, cultiva los sueños de la felicidad y el placer, del ocio y el tiempo libre. La juventud disfruta de la fiesta porque es un espacio y un tiempo libre de coacciones y normas.

Sobre todo la noche se ha convertido en un símbolo, en un gran espacio de libertad y autonomía. La noche es el tiempo sin tiempo, sin reloj, es el espacio de la libertad, sin disciplina, es el lugar del placer y la vulnerabilidad. La noche es el espacio de tiempo de las actividades compartidas con el grupo de pares, de la complicidad festiva, de reciprocidad clandestina.

8. Apertura a los trascendente

En la postmodernidad se ha dado un nuevo despertar religioso. Existe la búsqueda de una experiencia religiosa que dé significado a la vida. Hay la búsqueda de la espiritualidad, de la paz interior. Hay una vuelta a lo sagrado. Pero no hay que engañarse, la nueva cultura no se casa nuevamente con Dios, ni le permite que recupere todos sus derechos.

La apertura a los trascendente no implica una aceptación de la religión organizada o de la pertenencia formal a una Iglesia. La persona postmoderna desconfía de las Iglesias porque le resultan demasiado formales y controladoras de la conducta y del pensamiento. Se busca vivir una experiencia religiosa/espiritual en grupos y con personas no relacionadas con la religión institucional.

He aquí otro de los grandes peligros para nuestros jóvenes que muchas veces son tentados por seudo religiones que prometen una vida fácil, placentera y llena de diversiones; pero que en realidad se vuelven las carceleras y castigadoras de su felicidad y su conciencia. En busca de apego, estima y resolución a su crisis existencial. muchos muchacho/as son presa fácil de cultos como el satanismo. Entonces la gran pregunta es: ¿ Qué tan atractiva es nuestra religión católica, como para evitar que nuestra juventud la abandone a la cambie por otras prácticas religiosas?

¿ Verdaderamente nuestros colegios católicos motivan el apego a la religión católica, o nos hemos convertido en los primeros desmotivadores de la fe en Cristo?.

Creo que cada institución y cada maestro debe darse su respuesta.




9. Implicación distanciada

Otro rasgo central de las/os jóvenes es de su implicación distanciada respecto de los problemas y de las causas que dicen defender.

Las/os jóvenes sintonizados con una cultura postmoderna que privilegia al individuo, se vuelven hacia los valores e intereses del individuo o de pequeños grupos y no se preocupan tanto por las cuestiones sociales. El ideal colectivo de los movimientos sociales con matices políticos va perdiendo fuerza; sin embargo, muchas/os jóvenes se motivan con los movimientos relacionados con sentimientos humanitarios, de voluntariado o ambientales y ecológicos; pero muchas veces como algo pasajero que no implique un verdadero compromiso

Los compromisos no son definitivos. Hay solamente consentimientos blandos. Hablar de una opción de vida es una locura. Los noviazgos duran diez años y se prolonga el tiempo de prueba tanto en la vida afectiva como en el trabajo. La idea de un acto definitivo –en el matrimonio, en el sacerdocio, en la vida religiosa – se ha tornado extraña a la cultura contemporánea, porque la misma concepción del tiempo no lo permite.

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