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domingo, 5 de abril de 2009

Así no es la vida

Vivimos la era de la comunicación, la imagen, la modernidad; varios aspectos constitutivos de un mundo donde cuesta adaptarse con facilidad por la vertiginosidad con que los cambios ocurren. Se asevera que en nuestra época el tiempo transita más a prisa; la aldea global une a la humanidad; libres de fronteras somos los grandes ciudadanos del planeta Tierra.

Afirmaciones innegables, pero, altamente cuestionables si nos atenemos a la premisa de que sin importar la era, los cambios, las revoluciones científicas o las conquistas estelares, el ser humano no puede dejar de ser tal, ni convertirse en un espécimen degradado dentro de la cadena evolutiva. Pertenecemos al ciclo de la revolución científica, pero nos hallamos inmersos en la decadencia espiritual y humana. Crimen organizado, asesinatos, atracos, violaciones, explotación sexual y otros elementos deshumanizantes, se exhiben con cotidianidad en pantallas de televisión, vallas publicitarias y otros medios de comunicación. A fuerza de verlos hemos perdido la capacidad de asombro. Así: el irrespeto por la vida, la dignidad, los derechos humanos son tan justificables y para nada reprochables.

No se trata de condenar la labor de los medios de comunicación, pero si urge implementar otras alternativas para la promoción de los mismos. Como empresas, sus acciones están orientadas al rédito económico, mas, no tienen el privilegio de atropellar y desbaratar la conciencia e intelecto, sobretodo de las generaciones infantiles y juveniles que son las más perjudicadas por la alienación mental que sobre ellas ejerce la televisión y la publicidad.

Mediante una programación de objetivo netamente comercial, se plantea modelos ilusorios de vida, donde el comodismo, el desenfreno, el relativismo moral y la exaltación del placer y la fiesta presentan prototipos de quiméricas existencias. Es inaudito como se ofertan telenovelas ofensivas a nuestro nivel espiritual, intelectual y humano. En la vida real hay que dejar de beber el cafecito para ir a trabajar. El éxito se lo alcanza con esfuerzo, perseverancia. La felicidad o estabilidad emocional son resultado del acierto en nuestras decisiones y la continua retrospección sobre la propia vida proyectada al crecimiento interior y a la óptima relación con nuestros semejantes.

Si como generación adulta ya caímos en la trampa de una coexistencia abarrotada de sinsentido, carente de compromiso familiar y deterioro de valores, no permitamos que nuestros hijos e hijas se destruyan todavía más. Si las generaciones que nos antecedieron no fueron responsables con lo que iba a ser nuestra manera de pensar y actuar, no optemos por el mismo camino de quemeimportismo al dejar que niños/as y jóvenes creen para sí una imagen distorsionada del mundo y luego se estrellen con una realidad que no conocieron ni aprendieron a enfrentar.

No es suficiente con al inicio de una programación enfatizar una letra con un tipo de censura que motiva mayores brechas de interés para los televidentes menores. No es suficiente con manifestar que tal o cual programación debe ser vista bajo la supervisión de adultos cuando en gran parte de los casos el adulto no se encuentra en el hogar o yace entretenido con igual o distinta programación en otra habitación de la misma casa. El Estado debe exigir a los canales de televisión la depuración de lo que exhibe, así como la inclusión obligatoria de programas relativos a la cultura, la ciencia, el conocimiento y la identidad de cada país. Por último, la selección de la programación debe ser el resultado de un detenido estudio por parte de sociólogos, sicólogos y educadores. Sólo de esta manera estaremos actuando con responsabilidad social, salvaguardando la integridad cognitiva y afectiva de quienes posteriormente regirán la sociedad.

1 comentario:

Erika Bonifaz dijo...

Me parecio un articulo muy fructifero ya que llanamente esta describiendo la realidad de la vida de una manera muy clara.
Por mas que evolucionemos en aspectos tecnologicos, lo importante tambien es crecer como personas, que nuestro espiritu crezca y no decaiga. Me deja como enseñanza no dejarme llevar de algun programa que sin darnos cuenta esta denigrando a la persona, y destruyendo los conceptos de moral. En si un articulo enriquesedor.