Datos personales

domingo, 5 de abril de 2009

DEL HOMBRE CREADOR

¿Acaso la creación es la búsqueda de lo desconocido, y a partir de ella, la búsqueda del entendimiento de uno mismo? Todos los cambios humanos que han afectado a la humanidad son fruto de la creación; la creatividad se vuelve real cuando tocamos el objeto, el cuadro, el ser creado. Así, todos somos creadores. No importa el lugar, la generación o la edad desde donde percibimos el mundo.

Tan creador es el niño/a que inventa, juega o recrea su orbe, como el científico que escudriña los enigmas de una galaxia. No podemos crear desde lo externo hacia adentro. Toda nueva forma de ser o existir nace desde la interioridad. Antes de que Da Vinci, Miguel Àngel o cualquier genio construyeran las obras que conocemos, ellos edificaron su espacio interior. El limbo de la conciencia, la inteligencia, la armonía consigo mismo y luego el equilibrio con lo extrínseco.

Nuestra vía humana debe llevarnos a la creación de la nueva persona. El ser que nunca debe ser igual al de ayer. Cada día es una evolución, un no conformarse con lo ganado o lo perdido sino buscar un peldaño más para el desarrollo intelectual o espiritual. El descubrimiento de nuevos libros, la lectura de textos que obliguen a mirar la realidad desde otras realidades, conlleva a un nuevo nacimiento. Cada día morimos para renacer en una nueva categoría de hombres. El ejercicio de nuestra profesión no se asemejará para nada a lo practicado en otros instantes, pese a los grandes resultados alcanzados. La convivencia como amigos, hermanos, padres, hijos, jamás se repetirá en los días posteriores porque de ocurrir así, estamos detenidos en la evolución humana. Si no cambias te destruyes, si no evolucionas, quedas fuera del mismo ciclo de la vida.

La práctica del silencio, la meditación, el encuentro con las palabras o pensamientos de intelectuales, filósofos o pensadores del recorrido humano debe auspiciar nuestro despertar, una forma de vivir distinta para cada tiempo. Para quien ama, la misma manera de amar no se repite, trasciende luego de cada momento compartido; se vuelve madura, equilibrada, al punto de provocarnos paz absoluta, porque el amor no es otra cosa que la paz que dos almas se producen mutuamente, estén juntas o no. De no ser así, deja de ser amor y se pierde en el abismo de la rutina que nos condena al fracaso.

Finalmente, todo el que busca ser creador, partirá de la destrucción. La luz nace de las sombras, el equilibrio del caos, la armonía de la desazón. Destruye tu modo de trabajar y busca una nueva forma de producir. Olvida la ruta que recorres a diario, los mismos tipos de lectura, las personas que frecuentas; arriésgate a ingerir un alimento que nunca has consumido o asiste a un sitio al que jamás has ido. Escucha nuevos ritmos, inventa nuevas formas de vestir, peinarte; da una alzada de hombros a quien te alaba o te critica y sólo así llegará la construcción del hombre o la mujer que eres realmente, es decir, el ente que se construyó a sí mismo sobre la base de su experiencia, sus vivencias y no la imposición de vidas o costumbres ajenas. El ser humano crece en la medida de las seguridades que esté dispuesto a sacrificar o destruir para ir en pos del horizonte desconocido.

1 comentario:

Amparito dijo...

Amparito Zambrano
6to fima
Esta lectura me pareció muy interesante en este tiempo nos sirve de mucho la tecnología cada vez el hombre crea, para el beneficio de todos nosotros, cada vez son manifestados en los avances científicos que día a día siguen progresando a pasos agigantados