Datos personales

viernes, 29 de enero de 2010

EN MEMORIA DE ANA FRANK

Una de las obras más difundidas de la literatura juvenil, infaltable como material de lectura y análisis en el medio escolar es el Diario de Ana Frank. Su contenido se basa en una auténtica historia vivida y contada por una adolescente quien con sus pocos años vivió, padeció y murió en las sacrílegas tenazas de la guerra. El diario de sus vivencias publicado por el padre de Ana, luego de la muerte de ella, narra el sentir de esta adolescente, sus aspiraciones su inicio en el primer amor, pero también refleja la barbarie a la que puede ser sometido el ser humano cuando por intereses de pequeños grupos poderosos se destruye la entereza de los pueblos en injustificable conflictos bélicos.

Más que el aspecto literario juzgo extremadamente valioso su mensaje universal que deja al descubierto el sentir de cada inocente que debe truncar sus esperanzas y hasta su misma existencia ante las conflagraciones armamentistas. Pese a que la historia humana jamás ha podido deslindarse de la guerra, creo que debemos insistir en la búsqueda de una paz autentica; es hora de frenar las bárbaras ideas de violencia que se promueven a diario en todo medio de comunicación; porque la guerra no es únicamente en los frentes de batalla. Ahora vivimos una guerra oculta que en silencio asesina no solo al cuerpo.

En este siglo vemos el asesinato del espíritu, la dignidad. Nuestra sociedad incita al consumo de alcohol, a la vida fácil, al inmediatismo que nos impide plantearnos metas, horizontes, proyectos. Tan doloroso es escuchar a un/a joven que está a punto de graduarse y no sabe ni qué carrera seguir. Lamentable como se impide el fomento de la educación con políticas absurdas que en nada favorecen el crecimiento intelectual y/o artístico de nuestra gente; esta guerra en contra del pueblo es la que debe detenerse porque sino educamos bien a nuestra gente nunca podremos salir adelante y seguiremos confinados en el campo de concentración de la mediocridad y la ignorancia.

En este mes, se han dado diversos eventos por los sesenta años de la finalización de la Segunda Guerra Mundial: Para los llamados “países aliados”, un motivo de júbilo (por todos los beneficios que solo a ellos favorecieron); para el pueblo judío, un motivo de dolor, de honda nostalgia por las iniquidades sufridas; para todos quienes vivimos en este planeta, una vergüenza que nos perseguirá como sombra mientras no desterremos de nuestro cerebro la manera equivocada que tenemos de resolver nuestros inconvenientes mediante la violencia.

Un soldado puede terminar con una vida en un campo de batalla, pero también se puede terminar con una existencia de incontables formas: Cuánta creatividad sepultada en las aulas escolares; cuántas cruces sin cruces en quirófanos de abortistas o comadronas; cuántos enfermos agonizantes frente a los carteles de un paro médico; cuánto indigente o desempleado en las calles a cambio del crecimiento de fortunas desmedidas en beneficio de tantos “vendepatria”, traidores de su propia gente.

Sé que es una quijotería esperar una paz absoluta, pero, ojalá, en este día, al menos una persona firme su acta de reconciliación con su propia conciencia y pueda decirse para sí: La guerra ha terminado.

3 comentarios:

cindy dijo...

comparto con usted su criterio puesto que tambien he leido el diario de ana frank y me paarece q lo mas importante , debemos desterrer de nuetro corazonl as formas de guerra

jenny dijo...

el contenido de este texto es muy cierto concuerdo con ello el diario de ana frank es un libro muy ilustrativo y nos hace un llamado a desterrar todas la formas de guerra que pudiera presentarse en nuetra vida .

Yady Veloz dijo...

Esta obra constituye un tesoro universal, porque transmite un valiosisimo mensaje que ha trascendido en la historia al dejar una huella imborrable en la memoria y el corazon de la humanidad. La vida de Ana Frank se convierte en un modelo, un digno ejemplo de como los seres excelentes saben ser felices valorando lo que poseen, incluso sus propias limitaciones, y viendo lo positivo, incluso en lo negativo. Cada uno de nosotros debe contribuir a lograr una sociedad mas justa, equitativa y humana. Si la paz reina en el corazon, todo es posible.
YADIRA VELOZ D.