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martes, 29 de diciembre de 2009

Conviviendo con la naturaleza

Desde remotos tiempos el ser humano ha demostrado su indiscutible capacidad de adaptación al entorno donde vive o sobrevive. Sin importar condiciones climáticas extremas, escasez de alimentos, epidemias o conflictos sociales, el hombre ha estado de pie para prorrogar su existencia y superar sobrados infortunios.

No tengo conocimiento de un esquimal que por motivos de frío se postre ante el temporal y se resigne a morir. Tampoco de un habitante o peregrino del desierto que frente al asfixiante calor o una tormenta de arena opte por recibir pacíficamente la muerte. Menos aún de un pueblo que luego de ser abatido por la guerra, las enfermedades o un desastre natural se resigne a desaparecer de la faz de la Tierra, so pretexto de su desgracia.

Acciones como estas, son demostración de la inquebrantable fortaleza humana que frente a las tribulaciones naturales o provocadas, se torna más sólida todavía. La amenaza provocada durante los últimos nueve años por el volcán Tungurahua, parece no habernos enseñado nada. Las continuas motivaciones realizadas por los elementos de control y prevención, parecen desvanecerse junto con la ceniza. Para nada parece importarnos el imprescindible uso de mascarillas, visores u otros elementos de protección. Tenemos tan poco aprecio por nuestra salud que preferimos el comodismo o la vanidad frente al resguardo de nuestro cuerpo. Lentamente nos convertimos en futuros cuadros clínicos de enfermedades que podrían afectar nuestro normal existir o nuestra vida misma.

A la falta de cuidado de nuestra salud, se añade otro elemento incluso más nocivo: Una actitud de inconciencia, desinterés y apatía frente a la tragedia que nos azota. Es tan triste escuchar expresiones como: “Ojalá caiga ceniza para que no haya trabajo” o “¡Que lindo el volcán que nos da vacaciones!”. Esto es mero reflejo de un pensamiento corroído por la holgazanería, una mentalidad que arrastra decadencia moral y falta de amor por nuestra sociedad. Un aberrante egoísmo que injustamente destierra los sinsabores y la marginalidad de todas aquellas personas que por ser cercanas al volcán han tenido que dejarlo todo para apenas esperar la misericordia ajena.

Las continuas paralizaciones de actividades económicas y educativas sólo acrecientan la pobreza y el subdesarrollo. No podemos escudarnos tras una alerta roja para rendir culto a la indiferencia y la pereza. En casos como tales, los jóvenes de los establecimientos educativos son los primeros que deben ser convocados; en primer lugar para contribuir con la limpieza de la ciudad y en segundo aspecto para que continúen con sus actividades académicas normales, normados con la exigencia de portar sus implementos de protección, porque con o sin ceniza, la vida y el tiempo no pueden detenerse. Esto es crear sentimiento de pertenencia, solidaridad y responsabilidad para una colectividad. Con trabajo y esfuerzo es como muchos países asolados por la destrucción se han levantado de entre los escombros. Es hora de saber convivir con la naturaleza, enfrentarla y seguir con el curso normal de nuestras vidas.

2 comentarios:

Jessica Sanchez dijo...

JESSICA SANCHEZ. este textonos hace ver la realidad de nuestro pais, es un comentario bastante interesante que nos detiene a pensar en cuan importante es tomar y respetar todas las medidas que nos piden cuando existe algun problema natural. debemos ser concientes en la realidad de nuestro pais; la naturaleza es muy importante en nuestras vidas ya que gracias a ella podemos seguir aun vivos, este comentario nos deja mucho que pensar y a animarnos a cambiar de pensamiento vago y a seguir luchando por un pais mejor y unido.felicito por su texto rowny muy interesante y tristemente es la realidad de los ecuatorianos.

Unknown dijo...

La naturaleza es creacion de Dios jamas debemos destruirla, debemos cuidar pues es la que nos da una vida placentera, yo creo que si los ecuatorianos pensaramos antes de destruir los hermosos recuersos que tenemos serianos las personas con mas felicidad en el mundo.
Carolina Machado
3ro Bach Fi-Ma